Sin nuestra ayuda los refugiados Roghinya lo perderán todo

Madrid

La violencia humana es rutina. Hay decenas de guerras declaradas y conflictos armados en todo el mundo. Muchos de ellos están olvidados, y llevan a que millones de personas vivan en un limbo de precariedad absoluta. Hoy queremos fijarnos en la violencia con la que conviven millones de personas a diario, a veces durante toda su vida.

Hay más de 40 focos de conflictos abiertos en todo el mundo, algunos desde los años cuarenta, como Palestina o Myanmar. También en el Sahel, un territorio enorme que ocupa varios países en la franja central de África, se ha extendido la violencia desde el derrocamiento de Gadafi en Libia en 2011. Millones de personas se encuentran a merced de terroristas y sufren además todas las penalidades provocadas por la gravísima sequía y el cambio climático.

Y por supuesto no podemos olvidar la guerra más sangrienta actual, la de Siria, o los conflictos abiertos Europa, como en Chechenia o en el este de Ucrania.

También podemos encontrar conflictos violentos en zonas como Filipinas o Centroamérica. Por no hablar de lugares como México o Venezuela donde no se puede decir que haya una guerra como tal, pero sí son sitios donde la gente vive con una violencia ya habitual y rutinaria que hace que la gente pierda la fe en el futuro.

Pero sin duda las personas que están en mayor riesgo por culpa de la guerra en el mundo es la minoría Roghinya.

UNICEF acaba de poner en marcha una campaña, la habrán visto, con el hashtag #loperderántodo para que colaboremos con ellos ahora, con urgencia, porque el monzón está a punto de hacer que la situación, que ya es extrema, empeore.

Mientras no seamos capaces de acabar con la guerra, por lo menos ayudemos a los millones de inocentes que las padecen. Hoy, la emergencia está en la frontera de Bangladesh, en el campamento Roghinya, donde millones de personas viven en el limbo