Diez discos de música con historias que te reconciliarán con la vida
Discos olvidados, valientes, álbumes encontrados, abuelos que debutan en la música o canciones que han esperado décadas su momento. La historia de la música está protagonizada por discos con historias surrealistas
El disco del vagabundo que triunfó en Suecia
Madrid
"Voy hacia el río a lavarme el alma, he estado huyendo con el diablo y sé que no es mi amigo", canta Doug Seegers en Going down to the river, la canción que le cambió la vida de este indigente de 66 años que vivía debajo de un puente de Nashville cuando su canción llegó al número uno en Suecia
Doug Seegers vivía en la calle cuando unos periodistas suecos lo grabaron cantando esta canción. Poco después entró a un estudio de grabación y de allí salió con su primer álbum, un disco que fue un éxito en Suecia y que rehabilitó a Seegers que desde entonces goza de una nueva vida tras abrazarse a esta segunda oportunidad.
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El del tipo que grababa en el patio de su casa
Durante 30 años, Thomas Bobbie y su mujer grabaron a centenares de bandas en el patio trasero de su casa en Clevenland. Ninguno de esos grupos tuvo éxito. El 2005, los chicos de Numero Group, un pequeño sello de Chicago que había nacido en 2003 con la idea de rescatar canciones perdidas, llamaron a Thomas para interesarse por su material. Boddie se negó a hablar con ellos. Cuando Thomas Boddie murió, el dueño del sello de Chicago volvió a intentarlo, esta vez a través de la viuda y mano derecha de Thomas. La mujer que veía telenovelas mientras se grababan los discos y que había abierto las puertas de su casa a cientos de músicos durante treinta años aceptó el trato.
El resultado es un álbum fascinante que muestra el viaje musical a través de los años de aquel hombre atrevido que soñó con crear una marca recordada en la historia musical y que murió sin querer revisar su legado.
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El de la transexual negra que escapó de EEUU
Jackie Shane era negra, transexual y cantante de soul. Vivía en el sur de los EEUU en los años cincuenta cuando decidió escapar de todo y viajar a Canadá para convertirse en una estrella de la música. Jackie Shane brilló con luz propia y se convirtió en una atracción de lo más llamativa. Una transexual negra que se volvía loca sobre el escenario es un buen reclamo para cualquier local y en varios fue residente fija durante los primeros años de los sesenta. Un viaje agitado y vibrante que concluyó cuando Shane desapareció del mundo. Con el paso de los años, la cantante se convirtió en una especie de mito para coleccionistas y melómanos.
Durante 25 años, Jackie Shane estuvo desaparecida. Sus amigos y compañeros se preguntaban si seguiría con vida, si todavía actuaría o si después de tantos años aún vestiría de mujer. Todas esas preguntas encontraron respuesta en 2017 cuando tras más de dos años de búsqueda la gente de Numero Group consiguió que la cantante de Nashville hablase con ellos y accediese a editar este homónimo disco que recorre su breve pero intensa carrera.
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El del padre que murió y la hija que lo terminó
Cuando Pops Staples supo que iba a morir -y que no tendría tiempo de completar su último trabajo- llamó a su hija Mavis y le entregó unas cintas. El veterano músico, pionero del soul y referente del movimiento por los Derechos Civiles, pidió a su hija que le pusiese aquellas canciones y que saliese de la habitación. Cuando terminó de oír aquellos temas llamó a Mavis y le pidió un último favor: “Dont loose this, Mavis” (no pierdas esto).
Quince años después, aquel disco incompleto tomó forma. Mavis Staples guardó aquellas cintas durante años esperando a que les llegase su momento. El momento llegó de la mano de Jeff Tweedy, cantante de Wilco, que tras grabar dos grandes álbumes junto a Mavis se decidió a terminar el disco de su padre. Mavis añadió sus voces, Tweedy su guitarra, su hijo, la batería, y juntos dieron forma al último deseo de Pops Staples, un disco titulado como aquella frase, como aquel favor: Dont loose this
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El de la bisabuela y sus amigas
Durante décadas, Alberta Adams fue corista en Chess Records. Adams, que murió a los 97 años, se pasó la vida cantando y su mejor momento llegó en 2008, cuando decidió hacerse un regalo especial por su 91 cumpleaños: grabar un disco con sus amigas, todas octogenarias y bisabuelas.
Alberta entró por última vez al estudio para grabar sus canciones, temas nuevos compuestos, la mayoría, para la ocasión. Detroit is my home fue el resultado, un álbum inmenso lleno de vida, sabiduría y elegancia. Un disco que bien resume el largo viaje de esta mujer que se casó cuatro veces, y que nunca pudo alejarse del todo del blues. Tras aquel maravilloso regalo de cumpleaños, Adams siguió actuando hasta su muerte. En febrero de 2014, cuando sumaba 96 años, participó en un festival tributo que sus amigos habían organizado en su honor. Cantó con la misma pasión y fuerza de siempre, aunque desde una silla de ruedas. Fueron sus últimas noches. En diciembre se despidió para siempre. La mujer a la que Billie Holiday abofeteó por mascar chicle en el camerino o la que acompañó a Duke Ellington y John Lee Hooker sobre las tablas se fue para siempre.
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El que esperó décadas en una caja
En 1995, Nora, hija de Woody Guthrie, contactó con Billy Bragg, cantante y compositor inglés, para grabar algunas de las canciones que su padre escribió en sus años de hospital. Incapaz de tocar por su estado físico y el veto que la caza de brujas le impuso por comunista. Bragg se juntó con los chicos de Wilco y juntos grabaron tres álbumes que ponían música a las letras de uno de los más grandes compositores estadounidenses y que aparecieron titulados con el nombre de la calle en la que vivió el músico, Mermaid Avenue.
Los tres discos de Bragg y Wilco mostraban la vida interior de Guthrie, una serie de canciones que muestran sus inquietudes y sus pasiones, letras que durante décadas habían esperado en una caja a encontrar una voz adecuada. Las grabaciones del inglés y los estadunidenses fueron un gran éxito para ambos y reactualizaron el interés por la obra de Guthrie.
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El del músico que recuperó la voz
En 2007, Levon Helm, percusionista de The Band, grabó su primer disco en 25 años tras recuperar la voz después de superar un cáncer de garganta y sus consecuencias. Dirt Farmer pilló a todos por sorpresa y se ganó al público y a la crítica. El álbum, editado el 30 de octubre de 2007, se llevó al premio Grammy a Mejor disco de folk y devolvió a Helm a la primera línea musical por la puerta grande. Un regreso que lo llevó a volver a girar, aunque con prudencia y en citas selectas, aunque también al estudio un año después para una nueva entrega.
El 19 de abril de 2012, Levon Helm falleció por ese maldito cáncer de garganta que ahora se había expandido por su cuerpo. Se iba un músico eterno que vivió unos años finales sensacionales a nivel musical y en los que peleó por dejar un legado, su estudio de Woodstock, y un puñado de discos sensacionales. También quiso dejar algo de dinero a su familia. Eso no lo logró. Murió con una deuda de 9.000 dólares que se cubrió con un concierto tributo.
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El debut del octogenario
Leo Welch (1932) tenía ochenta años el día que cogió el teléfono y llamó al sello Big Legal Mess para preguntar si querían publicar su música. La gente del sello le aseguró que ellos ya no editaban blues pero tras la insistencia del viejo aceptaron verle en persona. Cuando Welch terminó de tocar en aquella audición, el jefe del sello le ofreció un contrato en el acto. Unos meses después de aquello, en enero de 2014, llegó a las tiendas Sabougla voices un álbum espectacular que te golpea con fuerza desde la primera escucha.
Welch, cuya peculiar voz arrastra la nostalgia del campo, se ha pasado la vida en la iglesia, el auténtico escenario en el que ha desarrollado una carrera musical ajena al mundo. Así fue hasta su debut en 2014, desde entonces ha grabado dos discos más y se ha asentado como un músico de primera con actuaciones en las grandes salas y festivales de EEUU.
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El del hospital del músico atropellado
Una tarde de marzo de 2003, Scott H Biram salió a cenar cerca de Austin, Texas. A la vuelta, su coche chocó frontalmente con un camión de 18 ruedas. Aquel terrible accidente casi le cuesta la vida. Pero también supuso un giro en su destino profesional, un nuevo comienzo y un tremendo ejemplo del poder que tiene la música para curar las peores heridas.
Scott H Biram es un músico de blues, un tipo que viene del punk y que hace una década se cruzó con la muerte en una carretera de Texas. Aquel accidente le llevó a un hospital durante siete meses y a su vuelta a casa, Scott grabó un disco de viejas canciones de blues que hablan de la rehabilitación y la recuperación. Recuperarse de aquel choque no fue sencillo, cuando salió del hospital no podía andar y tuvo que irse a casa de sus padres durante seis meses. Allí, de casualidad, saldrían las canciones de Rehabilitation blues, un álbum que capta la fuerza de la música, su poder curativo y que fue grabado desde la cama y con medio cuerpo vendado.
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El disco perdido de la revolución
A finales de los años 70, Alfonso Lovo grabó en Nicaragua La Gigantona, un disco que iba a ser su gran obra. Grabado con músicos locales, todos ellos grandes nombres de la escena musical nicaragüense, su gran socio en aquella aventura fue José ’Chepito’ Areas, fundador del grupo de Carlos Santana y uno de los maestros de la percusión. ‘La Gigantona’ era un álbum de psicodelia, jazz, rock y ritmos latinos. Pero aquel disco no vería la luz.
Cuando la revolución comenzó en Nicaragua, Lovo se trasladó temporalmente a EEUU y aquel disco quedó extraviado hasta que décadas después el hijo de Alfonso y su hermana lo encontraron en unas cajas. Numero Group, un sello de Chicago, descubrió la música de Alfonso Lovo y cuando se enteraron de la existencia de aquella joya perdida se volvieron locos. En 2013, ‘La Gigantona’ llegó a las tiendas descubriendo la magia de uno de los discos más fascinantes grabados en Latinoamérica en los años sesenta.
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