Menos trampas y más claridad

Hoy, unos cuantos nombres. Primero, la ministra Margarita Robles, que ha conseguido envolver en una frondosa hojarasca, para que nadie entendiera nada, una pregunta muy sencilla: ¿vamos a vender o no las bombas a Arabia Saudí? Ni sí ni no, ni todo lo contrario. Eso no es inteligencia política, señora Robles. Es trampear. Que es otra cosa. Como la ministra Carmen Montón, rácana de explicaciones sencillas y definitivas sobre los malditos másteres de esa Universidad Rey Juan Carlos que mucho tendrán que trabajar sus gentes para que recupere el prestigio que ella sola ha tirado por la borda. La titular de Sanidad no puede tardar en hacer lo que debe: o convence a los ciudadanos de que su máster es legal 100 por cien y su currículum académico está limpio como una patena, o coge la puerta y se marcha. No se agarre de las barbas del presidente ni de la chaqueta de la vicepresidenta. Asuma usted solita lo que tenga que asumir, que nadie más que usted es responsable de sus actas académicas. Y un recuerdo para Soraya Sáenz de Santamaría, que en esas guerras asesinas tan clásicas del PP, ha caído víctima del implacable ucase de Pablo Casado: al enemigo ni pan; y si es de casa, ni agua. Se va Sáenz de Santamaría porque ya no manda. ¡Qué gran vocación de servicio la suya!