Montón se va, Casado se queda

Madrid

Era insostenible y finalmente Carmen Montón dimitió. Su dimisión y el nombramiento de su sustituta, Maria Luisa Carcedo, ya están publicadas en el Boletín Oficial del Estado.

Se fue Montón tras 24 horas de agonía, de explicaciones imposibles a las lagunas de su master, de acusaciones de copiar su trabajo de final de máster y después de los mensajes de cariño del presidente del gobierno. Después de todo, lo que ya se intuyó en el minuto uno, acabó ocurriendo.

Dimitir es un verbo que se conjuga con mucha dificultad en España. Como si cuando toca de verdad, todos se olvidaran de que la política es una estación de paso. Y hay que decir que los socialistas se han puesto un listón ético alto y hasta ahora han ido cayendo todos los que se quedan por debajo. Desverguenzas hemos visto en todos los partidos, grandes y pequeños, viejos y nuevos, y ahí siguen muchos de sus protagonistas, tan campantes. A Sánchez le han dimitido dos ministros en cien dias. Bienvenida sea la higiene democrática.

Pero hoy toca ampliar el foco: el chiringuito académico que ha resultado ser el Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Juan Carlos se ha llevado ya por delante a una ministra del gobierno de España y a una presidenta de Comunidad Autónoma. Y ahí está, más en evidencia que nunca desde anoche, Pablo Casado, el líder del PP, que tampoco ha permitido hacer fotocopias de sus trabajos.

Hoy toca volver a hablar de esa Universidad, de todos los que permitieron esa incubadora de masteres fraudulentos y clientelares, que no han protegido el buen nombre de los alumnos que pagaron, cursaron y estudiaron su master y que dañan de esta manera la reputación de la universidad pública.