El día que se aplicó la soga como cura para el fascismo
Un martes es un día tan bueno como cualquier otra para reflexionar sobre las cosas que hemos hecho mal en un pasado reciente. Lo que tengamos en la conciencia es una nimiedad comparado con lo que tenían 10 nazis, hace 72 años, en una prisión de Núremberg
La soga, cura definitiva para el fascismo
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En el mundo actual es casi imposible ser activo en redes sociales y que no te acaben llamando “nazi” por una variedad infinita de motivos. Pero tal día como hoy vale la pena recordar a los nazis de verdad, y cómo algunos de ellos, un 16 de octubre de 1946, se llevaron por fin su merecido.
Ese día, en el gimnasio de la prisión de Núremberg, fueron colgados diez jerarcas nazis con nombres de peso como Ribbentrop, Keitel o Rosenberg. La elección de Núremberg para su juicio y ejecución no fue casual: fue en esta ciudad donde Hitler promulgó, 11 años antes, las leyes de segregación racial que acabarían llevando al Holocausto de millones de judíos.
Uno de los que esperaba su ejecución era Herman Göring, el nazi de más alto rango que fue juzgado en Núremberg. Escapó a su condena de ahorcamiento tomando una cápsula de cianuro de potasio. Aunque las ejecuciones no sirvieron para subsanar todo el mal que habían hecho, por lo menos impidieron que unos crímenes tan atroces quedaran impunes.
El recuerdo de lo que sucedió hace 72 años no es tanto para avisaros de que no seáis nazis, sino para lamentar que estos personajes sembrasen el terror a sus anchas durante los seis años que duró la 2ª Guerra Mundial.
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