Netflix, la nueva adicción
Cuidado porque el bombardeo de ofertas y la capacidad de seducción de este nuevo universo del streaming es muy potente
Madrid
Era sólo cuestión de tiempo y la noticia nos llega desde la India como podía haber sido desde Francia, Estados Unidos, Canadá, Suecia, Rusia… O España. Podía haber llegado desde cualquier parte del mundo, pero ya tenemos el primer caso diagnosticado de adicción a Netflix, a la televisión en streaming, bajo demanda.
La víctima –o el enfermo- es un hombre de 26 años que se había quedado sin empleo y que encontró un refugio cómodo, accesible y barato en esta plataforma que ofrece –como subrayan los expertos- una recompensa instantánea: poder ver la serie que quieras y en cualquier momento.
Seis meses le bastaron a este hombre para mostrar los síntomas de un adicto: sueño irregular, ojos enrojecidos, agotamiento… Bueno, es que se pegaba sesiones diarias de seis y siete horas sin interrupción. Y por eso está ya en manos de médicos.
Claro, aquí la pregunta es: ¿Quién tiene más responsabilidad: el elemento adictivo –en este caso Netflix- o la persona? Y la respuesta –como en otras adicciones- creo que debería ser normalmente la persona. Pero, dicho esto, ¡cuidado! Cuidado porque el bombardeo de ofertas y la capacidad de seducción de este nuevo universo del streaming es muy potente, muchísimo.
No sé si dentro de cinco o diez años ya estará incluido en el catálogo de enfermedades vinculadas a la revolución digital pero yo seguiría el caso del indio enfermo con mucha atención.
