Duro invierno para los refugiados en Líbano
Viven en tiendas de campaña que han quedado sepultadas por la nieve. Acción contra el Hambre nos detalla la precaria situación de los refugiados sirios en Líbano que sobreviven en medio de las fuertes tormentas que azotan la zona
Invierno para los refugiados en Líbano
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Otro invierno más, decenas de miles de refugiados sirios en el Líbano sobreviven como pueden en medio de la nieve y la lluvia de los temporales que han azotado estos últimos días esa zona a Oriente Próximo. Las intensas nevadas han bloqueado calles e incluso han sepultado las tiendas de campaña en el valle de Bekaa en los campamentos improvisados en los que viven más de 350.000 sirios.
Beatriz Navarro, directora de Acción contra el Hambre en el Líbano, cuenta que han empezado el año con dos tormentas y olas de frío que “han tenido un impacto muy fuerte en las poblaciones más vulnerables”. En Arsal llegaron a los dos metros de nieve y las familias que venían de Siria sin nada y solo con el refugio de una tienda de campaña quedaron completamente aisladas, sin acceso a comida y sanidad. “Estamos hablando de una tienda de campaña que está compuesta por madera y plástico, por lo que las inundaciones y olas de frío hacen perderlo todo”, explica Navarro, por lo que han centrado sus esfuerzos en ofrecer ropa de abrigo, kits de higiene y en quitar la nieve con máquinas excavadoras y toneladas de sal.
La incertidumbre que viven las familias de los campamentos sumada a las duras condiciones climatológicas del invierno hace que muchos deseen volver a su país. “Es muy duro, hay que considerar que es una población que en algunos casos lleva más de siete años en el país”, asegura Navarro. Hay niños de 5 años que no han conocido otra vida aparte de la del campamento de refugiados. “Son una población muy resiliente”, pero cree que la mayor parte de ellos quieren volver a sus casas, aunque no pueden por motivos de seguridad. Se encuentran en “un limbo en el que tienen que sobrevivir” y todavía, aunque pocos, siguen llegando refugiados desde Siria. Muchos han gastado los a pocos ahorros que tenían o los pocos materiales con los que vinieron. Beatriz Navarro ve cada vez más casos de refugiados que van a vivir a los campos “informales”, porque consiguen “pagar una renta un pelín más alta y tener unas condiciones un poquito mejores” en un edificio derruido en vez de en una tienda de plástico y “cada vez vemos a más refugiados que están viniendo a los campos porque después de siete años ya están agotando cualquier tipo de activo de recurso que tienen”. Asegura que dependen completamente de la ayuda humanitaria.
Líbano es el país con mayor densidad de refugiados del mundo. En una población con 4 millones de libaneses hay unos 300.000 refugiados palestinos y 1.500.000 refugiados sirios. Después de siete años en esta situación hay una “gran presión sobre los servicios públicos y depende de la zona estamos viendo un hartazgo, un cansancio” entre la población local. Aunque es positiva por el apoyo que reciben de las municipalidades en las zonas en las que trabajan.
Este año ha sido especialmente duro a nivel climatológico y aunque no se prevén más tormentas de nieve para la próxima semana, temen las inundaciones de los campos que se produzcan al deshelarse. “Hay un riesgo de salud pública” y por eso se preparan para desaguar y desalojar también las aguas negras y para otra posible tormenta.