"Yo me desnudo pero sirve para que el lector se vea a sí mismo"

Madrid

Los materiales de la vida de cualquier persona bien son la dicha y el quebranto, la alegría y la tristeza. Estos son los que forman Ordesa, la última novela de Manuel Vilas. Fue elegido como libro del año por la prensa especializada. Una historia de padres e hijos que trabaja la verdad a pie de vida. Un trabajo autobiográfico en el que como el propio Vilas reconoce a Macarena Berlín, "no hay nada inventado, está la subjetividad de la memoria. Más allá de eso, todo es verídico". Una investigación del pasado que nos devuelve al presente.

Licenciado en Filología Hispánica, Manuel Vilas ejerció como profesor durante más de 20 años. A lo largo de su extensa obra narrativa, es Ordesa la obra en la que más ha puesto de sí mismo. Sin embargo, relata Vilas que "el hecho de que sea mi familia acaba siendo secundario porque el lector pone a la suya". En la voz del otro reconocemos la nuestra, vemos nuestras propias heridas y así sentencia el escritor: "Yo me desnudo pero sirve para que el lector se vea a sí mismo".

En 2014 fallece la madre de Vilas, en unas fechas coincidentes con su divorcio. Cargaba el autor un pasado de alcohol y una vida a caballo entre Estados Unidos y Madrid. Nace Ordesa de todo lo anterior, de miedos, descubrimientos y verdad. De esa verdad surgen frases afiladas que expresan pensamientos universales e íntimos. "Estamos vivos y vamos a estarlo una sola vez", recuerda Vilas, "si algo tiene la literatura es una especial conciencia de recordar que solo vamos a estar vivos una vez".

La obra cubre todas las perspectivas humanas de ser padre, de ser hijo y de ser ambas. Es el libro una celebración de amor. Para Vilas, su celebración viene de la acogida por parte del lector, de esas veces en las que estos se le han acercado para decirle que tras leer Ordesa, sus relaciones familiares han mejorado. Afirma el escritor que "en el sentido más noble de la palabra, el libro casi tiene un poder de autoayuda". Lejos de encontrarse en ese género literario, "sirve para gente que tiene problemas para entender cuál es su relación con su padre y con su madre, cómo gestionar su pasado, su propia memoria, su niñez, su infancia".

Nunca sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes. La eterna paradoja del ser humano y la filosofía principal de Ordesa. Vilas consigue con este trabajo recuperar esa tecla que a todos nos toca, el amor, y lo hace con su escritura. Sostiene el autor que "no está escrito con ánimo de entender ni de juzgar, si no de comprender cómo es tu relación con tu padre y tu madre". Y es que en esta vida rápida, olvidamos lo fundamental. "El amor es la energía más misteriosa y de la que hablamos poco", y sostiene el escritor que "el mejor homenaje que le puedes hacer a tu padre y a tu madre es seguir vivo y amando la vida".

Ordesaestá escrito desde un momento de crisis de su autor. "Quería que el lector viera desde qué lugar escribe el protagonista, que soy yo, porque es una novela autobiográfica". Un Manuel Vilas valiente y combativo que dejó de beber en junio de 2014. Comenta el escritor la relación entre literatura y alcohol: "Hay un problema, el alcohol provoca una exaltación de la realidad que es lo mismo que hace la literatura". Dos cosas tan diferentes que comparten mística y algo con lo que Vilas se atreve a bromear en su libro, "un escritor tiene que hacer una lección ortográfica, quedarse con la «b» de beber o con la «v» de vivir".

El final del libro guarda una última sorpresa para quien lo lee: un epílogo formado por unos poemas, una pequeña Ordesa resumida y de una manera más intensa, o en palabras de Manuel Vilas, "el deseo de decirle al lector que en última instancia el pasado de una persona es música y poesía".