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Nostradamus

En vida fue admirado y en muerte malinterpretado.

Hay quien quiere considerarle un simple charlatán, engañabobos, pero describir sucesos y proporcionar nombres y acontecimientos que han ocurrido cuatrocientos años después de su muerte, no está al alcance de cualquiera. Se le atribuye el acierto de la toma de la Bastilla en 1789, la ejecución de Luis XVI y de María Antonieta o el nacimiento, reinado y muerte de Napoleón

SER Historia: Nostradamus (24/02/2019)

SER Historia: Nostradamus (24/02/2019)

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Madrid

Sobre todo, Nostradamus era muy ducho en conflictos bélicos y sus numerosos intérpretes no dudan en afirmar que sus versos ya reflejaban la batalla de Lepanto, la de Trafalgar, la guerra de la independencia española, la primera guerra mundial, la revolución bolchevique de 1917 y hasta la guerra de los Seis Días de esta manera:

Seis días al asalto ante la ciudad dada,

librada será fuerte y áspera la batalla:

tres la rendirán y a ellos perdonada,

el resto a fuego y sangre pasados. (Centuria III, 22)

Salvo la referencia al seis, todo lo demás puede encajar en cualquier suceso histórico. Creó también fórmulas herbarias y recetas culinarias con las que curó a muchos pacientes de enfermedades consideradas entonces irreversibles. Su vida trascurrió viajando entre Narbona, Toulouse y Burdeos, absorbiendo conocimientos como una esponja, ávido de conocer todo lo humano y lo divino. Más tarde regresó a Montpellier, y terminó sus estudios, obteniendo el título de Doctor.

En 1547 perdió a su primera esposa y dos hijos por culpa de la peste. Para luchar contra la tristeza y la depresión recorre parte de Europa y se gana la vida fabricando horóscopos, almanaques, coloretes de maquillaje y confituras. Al poco, comenzó a redactar él mismo sus célebres Prophéties ("Profecías"), cuya primera edición, que incluía siete "centurias", vio la luz en el año 1555. Era una obra escrita en verso, en cuartetas, con un deliberado estilo oscuro, contenidos enigmáticos, empleando un francés arcaico mezclado de palabras extranjeras, que intentaban adivinar el futuro desde el siglo XVI hasta el fin de los tiempos. Lo malo es que adquirían sentido cuando el hecho ya había sucedido, es decir, que no servían para prevenir nada sino para confirmar algo cuando ese algo ya había ocurrido.

En una larga carta que escribió a su hijo César en marzo de 1555, nos da algunas claves de cómo y por qué escribió estas profecías, comentando el método utilizado para sus oráculos: “En cuanto a las profecías, las he oscurecido voluntariamente un poco por la manera como las he ordenado: constituyen un perpetuo vaticinio de aquí al año 3797. Leyendo esta cifra algunos retirarán su frente de mi obra considerando la duración que pretende abarcar y también su extensión a todo lo que ocurrirá y todas sus significaciones bajo la concavidad de la Luna… si tú vives hasta su término la edad natural del hombre, tú verás bajo la latitud que habitas y el cielo de tu nacimiento, los acontecimientos que preveo para el provenir”.

Nostradamus murió como debe morir un vidente, profetizando el momento de su propia muerte…

 

 
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