¿Llega la twittocracia?

Madrid

Leemos hoy en El País un artículo de la escritora y periodista Eliane Brum que radiografía Brasil como un país en manos de un hombre que “desgobierna” a través de Twitter. El manejo de las redes fue una de las claves de la llegada al poder de Bolsonaro y su uso forma parte esencial de su estilo de gobierno, “tomando decisiones a partir de la reacción de sus seguidores, corrompiendo la democracia”, dice la autora. Cuenta además con la eficaz ayuda de sus tres hijos, todos dedicados a la política, que le hacen parte del trabajo sucio en la red. Un ejemplo elocuente: uno de ellos tuiteó que un ministro era un mentiroso, Bolsonaro retuiteó el insulto y, poco después, el ministro fue cesado. Blanco y en botella.

El presidente brasileño tiene buen maestro en su homólogo Trump, un gobernante que, a través de Twitter insulta a sus opositores, amenaza a estados, descalifica a medios de comunicación y sus informaciones, anuncia o cancela reuniones con otros líderes mundiales o hace temblar las bolsas amenazando con cancelar contratos estatales con empresas privadas. Si la democracia es procedimiento, ellos se lo saltan con desparpajo. Si es gobernar para los ciudadanos, a ellos sólo les interesa contar seguidores. Más que en votos, parecen pensar en likes. Y paso a paso simplifican los asuntos complejos y banalizan la democracia, quién sabe si para dinamitarla…