Emilio Ortiz: "La literatura es el arma revolucionaria más peligrosa que existe porque es silenciosa"

Emilio Ortiz no podría hablar de su prosa y ejercicio literario sin la inspiración que le ha profesado su perro guía, Spock, su eterno compañero de vida. Todo saldrá bien es su última entrega, a la que han precedido otros éxitos como A través de mis pequeños ojos y La vida con un perro es más féliz.

Esta vez trae una propuesta diferente e innovadora a las anteriores, se estrena en el género policiaco. Una novela que "nace la necesidad de expresar algo" y a través de la cual ha puesto de manifiesto su "inconformismo con la situación política mundial y de nuestro país". Un género que le ha dado juego para tratar temas sobre la corrupción y hacer una crítica sociopolítica, porque "no me hace falta tener sed para beber agua", aclara su autor.

Emilio entra el juego, pero como narrador, como jugador activista. "La clase política nos da suficientes motivos para hacer este tipo de críticas", reflexiona, "hasta el punto de que muchas veces no se hace tan siquiera necesario ficción para hacer novela negra", a quien culpabiliza de estar "destruyendo los mismísimos pilares de la democracia".

Los protagonistas de Todo saldrá bien se escapan un poco de los comunes retratos y formalismos. Se trata de una chica hemipléjica, un hipoacúsico y un invidente, "este es uno de los puntos fuertes de la novela", asegura. Ortiz no trata de retratar personajes o tipos duros sino "personas fuertes".

Emilio concibe la literatura como "el arma revolucionaria más peligrosa que existe porque es silenciosa y porque abarca un amplio espectro". Y por ello la utiliza en su vida diaria en la defensa de lo que considera injusto, como "una herramienta de cambio directo a nivel general y personal".

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