Los directores españoles detrás del último 'bombazo' de Netflix: 'Love, death & robots'

La última gran revolución seriéfila pasa por la animación, pero no una cualquiera. Tim Miller y David Fincher han conseguido llevar adelante un oscuro proyecto que hacía tiempo que corría por sus cabezas: una antología animada de 18 cortometrajes. La única condición de esta serie, que triunfa en Netflix, es que contenga los tres elementos que lleva en su nombre, ‘Love, death & robots’: amor, muerte y robots. El resultado es un crisol de historias con técnicas de todo tipo y guiones llenos de violencia que reflejan los últimos avances de la animación.

Cada una de estas historias cuenta con un equipo creativo detrás, y cinco de ellas están dirigidas por un español. Alberto Mielgo está detrás de ‘La testigo’, Víctor Maldonado y Alfredo Torres dirigen ‘Yogur al poder’, ‘Tres robots’ e ‘Historias alternativas’, y Javier Recio dirige ‘El Vertedero’. Hablamos con ellos para conocer más de cerca cómo surgió y se llevó a cabo la serie más transgresora del momento.

Parece una paradoja, pero fue Carlos Baena, un antiguo animador de la luminosa Pixar, el que se involucró desde el principio en la oscuridad ‘Love, death & robots’ como director creativo. Desde ahí, se puso en contacto con Javier Recio, al que ya conocía desde su primado corto La dama y la muerte (2010), que llego a estar nominado al Oscar, y a Víctor Maldonado, que se puso en marcha “siempre con la idea de hacer algo oscuro, olvidándonos de las princesas Disney, pero en nuestro caso con un punto más de comedia”. También huir de la maquinaria Disney fue la condición que Tim Miller y David Fincher le pusieron a Alberto Mielgo cuando le propusieron presentar alguna historia que no se viera en el mainstream de la animación.

‘El vertedero’, el cortometraje dirigido por Javier Recio, es una historia ambientada en la América profunda en la que un hombre se enfrenta a la amenaza de ser desahuciado del estercolero en el que vive. Un verdadero reto a nivel técnico, nos cuenta Recio, donde tuvieron que crear “más de mil piezas de basura diferentes entre ellas, con diferentes texturas”. Es difícil en estos cortos de alrededor de 10 minutos crear una historia y conectar con los personajes, elegir a los actores de doblaje y encontrar el tono, lo más importante de todo, según estos directores. “No puedes, en un corto tan pequeño, dejarte algo fuera. Tienes que aprovechar cada detalle para contar una historia y definir al personaje”, dice Víctor Maldonado, que estuvo al frente de la dirección de los cortos más humorísticos de la serie.

Una revolución en la animación

El tiempo dirá si ‘Love, death & robots’ supone un antes y un después en la animación, pero es un paso importante en el que los tres directores confían. “La industria lleva pidiendo esto mucho tiempo. Formamos parte de una generación que ha crecido viendo ‘Padre de Familia’ y ‘South Park’… ¿Por qué no hacemos algo con más calidad visual?”, se pregunta Recio. La respuesta está en el alto riesgo que supone para las distribuidoras lanzarse a hacer largometrajes animados.

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No hay que olvidar tampoco el factor Disney, que, Según cuenta Alberto Mielgo, ha eclipsado en buena medida muchos proyectos. “Antiguamente se hacían películas con amor, pero ahora Disney se ha convertido en algo directamente enfocado al merchandising y al producto, incluso con un punto avaro. Hollywood bombardea al personal hasta que llega alguien y se lanza y consigue algo distinto”, cuenta el artista de animación, que también trabajó en la estética de ‘Spider-Man un nuevo universo’, película que ganó el Oscar y también consiguió abrir una fuerte conversación sobre este género en Hollywood.

No es la primera vez que se pretende conseguir un proyecto de estas características. Se intentó con ‘Heavy Metal’, una película de los ochenta que fracasó y directamente pasó a considerarse de culto. Por ello, agradecen la generosidad de Miller y Fincher: “Los artistas de animación estamos limitados a los trabajos que nos encargan, que nunca suelen ser tan abiertos de mente. Ellos nos han dado mucha libertad con esa proposición tan atractiva, y ojalá tenga mucha repercusión”, comenta Mielgo.

El próximo paso, más cerca después de este gran año para la animación, es, según Maldonado, hacer películas completas en animación para adultos. “Hay algunas plataformas ahora que no tiene sentido que no lo intenten”, dice, esperanzado de que, tras el éxito de la serie de Netflix, la fórmula se copie con otros proyectos venideros.

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España, la asignatura pendiente

Los tres directores se vieron obligados a salir de España para desarrollar su profesión, lo cual no muestra un panorama muy optimista en nuestro país. “Personalmente tengo más posibilidades de hacer una película en EEUU que en España”, sentencia Maldonado, que desarrolla su actividad en Los Ángeles.

Todos coinciden en el gran talento y la formación de los españoles con los que han trabajado y que forman los equipos que lideran, pero coinciden en la limitación que supone plantear un proyecto de animación en España, un modelo que se basa en subvenciones. “Se hacen productos muy interesantes, pero siempre con el tono de las películas americanas y presupuesto español”, dice Recio, mientras pide que comience a hacerse algo distinto.