La pugna por liderar los bloques marca el tono de las últimas horas de campaña
El tiempo y la incertidumbre han configurando una paisaje con dos batallas políticas bien definidas
Madrid
El tiempo y la incertidumbre han configurando una paisaje con dos batallas políticas bien definidas. La que mantienen PP y Ciudadanos en la derecha, espoleada por la sombra agigantada de VOX; y la que mantienen PSOE y Unidas Podemos en la izquierda, entreverada de buenas formas y aguijonazos.
La pugna por la derecha
El último encontronazo se desencadenó este miércoles, pero todavía supura: el fichaje de Angel Garrido por Ciudadanos después de 30 años en el PP. Sus excompañeros se han convertido en pocas horas en enemigos implacables. Y Garrido, en un ferviente seguidor de Albert Rivera, a quien ha ido a aplaudir este jueves durante un acto celebrado en Madrid. El expresidente de la Comunidad de Madrid se ha cambiado la camiseta y ya cree en sus nuevos colores sin mirar atrás.
"Llámense cuñaos, yo creo que les vendría al pelo", decía antes Garrido. "Estoy de acuerdo al 100% con lo que piensa Albert Rivera", apuntó en su presentación. "Ciudadanos es el tonto útil de la izquierda", decía de la formación naranja en el pasado. "Éramos adversarios, son anécdotas propias de los debates parlamentarios", ha afirmado este jueves.
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Anécdotas. Cosas de la política. Así lo salvado Ángel Garrido en un desayuno informativo en el que ha aplaudido a Rivera y se ha puesto los guantes para sacudir al PP. Él dice que el domingo habrá Garridos en las urnas. "No sé si vendrán más o no. Lo que tiene que preguntarse el PP es por qué se van las personas que han estado tanto tiempo en el PP. Es la pregunta que deberían contestarse. El problema no es Ángel Garrido, son los miles de Ángel Garrido que van a votar a Ciudadanos y van a dejar de votar al PP", ha afirmado.
Con su fichaje, Garrido ha logrado en 30 horas más protagonismo y más portadas del que tuvo incluso durante los días complicados del 'caso máster' y con su llegada fortuita la presidencia. De la aburrida campaña europea ha pasado a un acto por la mañana, otro acto por la tarde, otro acto este viernes por la mañana en Pozuelo... Su presencia en las convocatorias no es la de un número 13 a la Asamblea. Actúa casi como si fuera el número 2 de la candidatura.
Así pues, el fuego cruzado con el PP se ha abierto sin tapujos. Los más cercanos a Garrido siguen sin entenderlo. Los más duros le han acusado de transfuga y de traidor. "Nos ha pillado por sorpresa, no esperaba que faltase ante su palabra y su juramento ante la Junta Electoral Central. Una de las frases que más me gusto de Ángel Garrido es que Ciudadanos no es un partido de fiar. Ahora entendemos por qué ha encontrado su hueco en Ciudadanos", ha criticado José Luis Martínez Almeida, candidato al Ayuntamiento de Madrid de los populares.
El PP insiste en restarle valor electoral a Garrido pero lo cierto es que esta guerra no terminará el lunes tras las generales. En Madrid solo es el aperitivo de una campaña electoral con la derecha dividia y la izquierda también fragmentada.
Por su parte, el PP ya le ha encontrado sustituto al expresidente madrileño. El elegido para ocupar el número 4 en la lista de candidatos a la europeas, será el padre del opositor venezolano Leopoldo López, que se llama igual que su hijo. Leopoldo López ha aceptado la oferta de Pablo Casado esta misma mañana, aunque dice que ya llevaban un tiempo hablando. "Vengo de aceptar una gran responsabilidad con mucha humildad. Es un honor que el PP haya pensado en mi persona como uno más para llevar la voz no solo de España, sino también de los países latinoamericanos y en especial de Venezuela a los países europeos", ha apuntado.
Pese a la sustitución, de fondo se detectan sensaciones de desconcierto, como si al PP le hubiera pillado por sorpresa los ataques de Ciudadanos. En el PP dicen que forman parte de las idas y venidas de Ciudadanos. "Unos días nos piden pactar y otro nos atacan", señalan fuentes populares. La estrategia de Casado respecto a Ciudadanos ha ido evolucionando a lo largo de la campaña. En el arranque, el líder de los populares lanzaba algún que otro dardo a Rivera en tono distendido y haciendo bromas por ejemplo con el holograma que utilizo el presidente de Ciudadanos cuando empezó la campaña. También reprochó durante la campaña que rechazase las listas conjuntas en el Senado y sus constantes apelaciones a un pacto postelectoral. "Que no se equivoquen de adversario. ¡Claro que vamos a pactar! ¡Que nerviosismo!", afirmaba Casado hace unos días. Pero si ataques directos.
"Rivera no es el enemigo a batir, el único adversario es Pedro Sánchez", afirmaba el entorno de Casado. "El adversario es Sánchez". Con esa intención acudió el líder del PP a los debates electorales. Pero precisamente los ataques de Rivera en esos debates y el fichaje de Garrido han supuesto que el líder del PP pase al ataque. Casado cree que Rivera no juega límpio. "Rivera no solo apoyó a Sánchez, sino que le dijo a Pablo Iglesias que apoyase a Sánchez y nos pidió a nosotros que nos abstuviésemos para que Sánchez pudiese gobernar. Unos cambian de opinión, unos no son fiables. Nosotros somos un partido serio y no vamos a apoyar a Sánchez", ha afirmado el líder del PP en tono más beligerante.
Lo de Ciudadanos con el PP parece una estrategia claramente planificada para intentar, una vez más, el añorado sorpasso. El fichaje de Ángel Garrido ha sido un golpe de efecto. Es una estrategia que ha empeorado la relación con un PP con el que Rivera aspira a gobernar, al que este tiende la mano en todos los actos y del que Ciudadanos dice que está muy cerca según sus encuestas internas. Rivera ha llegado este jueves a poner sobre la mesa que existe la posibilidad real del famoso sorpasso.
Si se obvia el bloque de la izquierda, el reto de Rivera es doble. No solo se juega crecer más allá de los 32 diputados que ya tiene, sino que también se juega crecer lo suficiente para superar a Casado y ser el líder de la derecha. Al candidato popular le dice que se está desinflando y que no tiene fuerza a la vez que sigue sin descartar del todo a Vox. No solo su apoyo, sino también ya dentro un posible Gobierno.
Un último ejemplo de cómo PP y Ciudadanos se van marcando cuerpo a cuerpo. Ayer, Ciudadanos recurrrió ante la Junta electoral central la lista a las europeas de Junts per Catalunya. Hoy la ha recurrido el PP. Las dos formaciones piden que se excluya de la lista al expresidente Carles Puigdemont y a los exconsellers Comín y Ponsatí porque consideran que no reunen las condiciones para ser elegibles.
La pugna por la izquierda
En la otra orilla ideológica, la pelea dialéctica entre PSOE y Unidas Podemos se ha focalizado en los futuros pactos. A quién prefiere el PSOE, a quién Ciudadanos o a quién Unidas Podemos. La desconfianza es mutua.
Sánchez ha rehuido el asunto durante toda la campaña. Ha repetido en multitud de ocasiones que su prioridad es gobernar en solitario y que cree es posible lograrlo. En cambio, en una entrevista publicada por El País a última hora de este jueves responde que para él no es un problema que entre Podemos en el gobierno y que no tiene un sentido patrimonialista del mismo, del ejecutivo.
Fuentes socialistas explican que eso depende de la fuerza que tenga cada uno, de la distancia entre los eventuales socios. Ellos, los socialistas, firmarían un escenario de gobierno monocolor necesitando solo en la investidura a Unidas Podemos, PNV y Compromís. Son, en todo caso, cábalas, que no han querido verbalizar; pero Iglesias empujó a Sánchez en los debates a mojarse al advertir de que podía pactar con Ciudadanos y el efecto es, según estas fuentes, que Sánchez esté respondiendo con una negativa a hablar de pactos para no construir castillos en el aire.
En los mítines, en cambio, el candidato socialista y presidente del Gobierno sí deja claro que quiere un gobierno progresista y con políticas de izquierdas. "Mi compromiso es que voy a gobernar con los valores de izquierdas, los del PSOE, que es lo que he hecho estos 10 meses. Lo que le digo a todos los que están dudando, sobre todo la gente de izquierdas que está dudando, es que es importante el 29 de abril, sin duda, pero es decisivo el 28, el domingo. Y aquí lo que tenemos que hacer es garantizar que España mire al futuro y que no retroceda 40 años con la suma de las derechas", ha declarado Sánchez en un acto electoral este viernes.
Es un punto de inflexión tras los debates porque, por primera vez, Sánchez ha apelado a los indecisos, a quienes dudan entre votar al PSOE o a Unidas Podemos. Nunca antes en la campaña Sánchez había mencionado estas siglas. El fin de semana había empleado el término "intermediarios", pero el socialista ya dice ahora sin tapujos que votar a los morados no garantiza que la derecha no pueda gobernar porque la frontera puede ser un solo voto.
Fuentes del Comité Electoral Socialista cuentan a la SER que creen que Pablo Iglesias pudo movilizar a abstencionistas con el 'efecto debates' a los que ahora, en la recta final, trata de captar el PSOE.
En este lado de la línea divisoria está también Iglesias, que no ha parado de atacar al PSOE por su flanco izquierdo para arrancar los votos de los socialistas más cercanos a ese espacio. El candidato de Unidas Podemos cree además que esta estrategia está funcionando con gran efectividad y que los debates han sido clave para apuntalarla.
Este viernes, de hecho, soñaba con un debate al mes. "Cuando las reglas son iguales para todos, algunas cosas se empiezan a aclarar. Ojalá fueran obligatorios los debates, ¿verdad? Ojalá cada mes pudieran vernos a todos los representantes discutir en igualdad de condiciones, sin trampas, sin el árbitro comprado, con las mismas preguntas para todos. Entonces, a los mejor, las cosas serían un poco diferentes", ha dicho desde Vigo, en el acto de su candidatura.
En la caravana morada explican que el mantra de "el PSOE prefiere a Ciudadanos" está permitiendo arañar el voto socialista por la izquierda, mientras el PSOE hace lo mismo rascando por su derecha al evitar ser tajante al descartar un posible pacto con Rivera. Aunque podría parecer una estrategia pactada con los socialistas para seguir sumando, el partido de Iglesias insiste en que no es así.
Unidas Podemos subraya que el próximo gobierno tendrá que ser de coalición, pero sin embargo ha retirado de su lenguaje las líneas rojas y los Ministerios. Ya no hablan de carteras, es una palabra que no se utiliza. En su lugar hablan de "espacios de gobierno" según ha explicado el propio Iglesias en la SER. "El que gana las elecciones dice que, como las gana, debe ser presidente. Eso es razonable. Y creo que si hay un gobierno de coalición, lo lógico es que se negocio un programa y negocie el gobierno, los espacios en los que se llevan a cabo esas políticas".
El líder de Podemos podría así abrir la puerta a participar en ministerios mixtos, el modelo de la Comunidad Valenciana. Aunque todo dependerá de la fuerza, de los escaños que obtenga Unidas Podemos y que le permitirán exigir una mayor o menor cuota de gobierno.
Noticia elaborada con información de Javier Casal, Adrián Prado, Óscar García, Inma Carretero y Mariela Rubio. Son los periodistas de la caravana electoral en la SER.