La protesta pacífica que terminó con violencia
Ahora es un recuerdo agridulce, pero realmente había un gran número de incautos que creíamos que el fin del bloque comunista nos iba a traer una época de paz y armonía que haría de la guerra un recuerdo borroso y bochornoso
España
Como yo casi siempre he vivido en una democracia modélica, me llevé una alegría inmensa cuando, siendo yo un tierno adolescente, vi cómo los países que vivían bajo la tiranía de diversas dictaduras hacían esfuerzos para unirse al selecto club de la democracia.
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La protesta pacífica que terminó con violencia
Si mi optimismo os está haciendo sospechar que era un teenager un poco lerdo, ahora os lo voy a confirmar. En junio de 1989, uno de los países que parecía que iba a ver primero un cambio radical era nada más y nada menos que China. Y, para hacerlo aun más probable, ese cambio lo iban a liderar estudiantes desarmados -nótese la ironía-. Los estudiantes pedían democracia, mayor transparencia, libertad de prensa y de opinión.
El movimiento, aunque desorganizado y bastante espontáneo, llegó a congregar a casi un millón de personas en la plaza de Tiananmen, en Beijing. Y como movimientos similares habían llevado a que Polonia tuviera sus primeras elecciones democráticas esa misma primavera, pues ya estábamos todos felicitándonos por ver al país más poblado del mundo hacer ese cambio sin ningún tipo de violencia. Hasta el 4 de junio de 1989. Ese día se vio que China no estaba dispuesta a seguir el camino de la URSS y sus países satélites.
Durante la madrugada, el ejército empezó a acordonar la plaza. Inicialmente dispararon al aire, pero no tardaron en utilizar munición real directamente contra los manifestantes. Pese a que ese mismo 4 de junio el movimiento ya parecía sentenciado, el 5 de junio aún le dio al mundo la imagen del héroe solitario enfrentándose a una columna de tanques. Una imagen muy potente, pero que no sirvió para cambiar la suerte de los congregados en Tiananmen. A día de hoy, sigue sin saberse cuanta gente murió o fue encarcelada por su participación en la protesta. Han pasado 30 años y la democracia no se puede decir ni que haya llegado a China ni que esté ganando por goleada en el resto del mundo.