¿Se acuerdan de Lesbos?

Madrid

Hace un quinquenio, Lesbos pasó de ser una isla paradisiaca en los folletos turísticos a convertirse en el escenario de una pesadilla humana. Hace un año se encendieron todas las alarmas porque en su campo de refugiados de Moria, preparado para 3500 personas, se hacinaban más de 8000. Hoy son más de 13.000. El domingo, un incendio en uno de los contenedores que sirven de vivienda para los migrantes causó el pánico entre los hombres, mujeres y niños que se hacinan allí en condiciones infrahumanas, en el corazón de la próspera Europa. Y no es el único. En las islas de Samos y Quíos se agolpan 8000 personas en campos preparados para acoger a 1000.

Hoy hemos sabido además que el número de muertos en el Mediterráneo ya ha superado el millar, por sexto año consecutivo. Mientras mirábamos al inefable Salvini y seguíamos las peripecias del Open Arms, zancadilleado en su labor, la tragedia seguía creciendo en Lesbos ante la inoperancia de las autoridades de la UE y la indiferencia de una ciudadanía despistada con otros asuntos. En un futuro miraremos este presente como un pasado que nos avergonzará. Pero por dignidad convendría no aumentar las razones para esa vergüenza mientras nos cruzamos de brazos.