Ante la amenaza de la ultraderecha, la democracia

Madrid

Llegamos al último día de la campaña de las elecciones generales del 10 de noviembre en medio de la euforia de la ultraderecha que ha perdido toda vergüenza, si es que alguna vez la tuvo, aupada por las encuestas y la complicidad de la derecha que, en lugar de distanciarse de su discurso se apunta a sus iniciativas. La última, el jueves mismo, votando con Vox en la Asamblea de Madrid para ilegalizar a los partidos independentistas. La derecha y la ultraderecha, unida en favor de la ilegalización de las ideas porque, afortunadamente en este país, cada partido puede defender las suyas, como ha sido desde que hay democracia. 

Los franquistas han sido blanqueados ya definitivamente por aquellos que les necesitaron para llegar a gobernar en autonomías y ayuntamientos y por algunos medios de comunicación que, mirando la audiencia, han visto que los discursos anticonstitucionales tienen su cuota de share. 

Y así hemos llegado a este viernes, con la auténtica amenaza de que la ultraderecha no solo tenga más escaños  si no con la realidad de su influencia en las políticas de la derecha y esto solo puede tener una respuesta, la democracia. A los franquistas, y a los que les blanquean, se les combate con la verdad y con la fuerza de la democracia, que tiene su mejor instrumento en las urnas. La elección individual tiene consecuencias colectivas, así que el domingo deberíamos ser capaces de superar la pereza, el cansancio y hasta el cabreo con aquellos que nos han traído hasta aquí y votar en masa para evitar que los que niegan la democracia consigan tener la capacidad de, con sus ideas franquistas, recuperar un pasado que, afortunadamente, tenemos más que superado.