Los puntos a favor y en contra de 'Star Wars: el ascenso de Skywalker'
La saga más importante de la historia del cine pone fin a 40 años de aventuras con una cinta entregada a la nostalgia que dirige por J.J. Abrams y protagonizan Daisy Ridley, Adam Driver, Oscar Isaac y John Boyega
El Cine en la SER: 'Star Wars: el ascenso de Skywalker', un cierre cobarde y tramposo al servicio de los fans (19/12/2019)
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Madrid
La saga más importante de la historia del cine llega a su fin. Star Wars cierra trilogía con el ascenso de Skywalker, una película al servicio de los fans. Fernando Meirelles pone humor y colmillo a la transición en la Iglesia católica con Los dos papas, una conversación ficticia y filosófica entre Benecito XVI y el papa Francisco. El cine de autor busca su sitio entre los taquillazos navideños. Beanpole, una gran mujer es la apuesta de Rusia para los Oscar, una historia durísima y bella de posguerra. En cine clásico, nos adelantamos al estreno de Mujercitas para entrar en el mundo de Louisa May Alcott. Y en televisión, uno de los estrenos más esperados, The Witcher, la serie fantástica que protagoniza Henry Cavill, el Superman más taquillero.
- Estrenos de cine: de 01:00 a 30:00 minutos
- Sucedió una noche: de 30:00 a 55:00 minutos
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Stars Wars: el ascenso de Skywalker (J.J. Abrams)
La saga que cambió la estructura de Hollywood a finales de los setenta se despide. Tres trilogías después, Star Wars llega a su fin. Lo hace con el Episodio IX, un cierre convencional y poco atrevido, que rompe el equilibrio de géneros y apuestas que George Lucas inició en 1977.
Durante toda la saga de Star Wars, Lucas, se ha movido en un planteamiento desigual entre tres géneros: la tragedia griega -Lucas siempre dijo que era la historia de un padre y un hijo-, el wéstern espacial -la lucha de los rebeldes (oprimidos) contra los opresores (el Imperio)- y la crónica política, pues la saga trata sobre el origen, desarrollo y final de la guerra entre esos dos bandos. Estos son los puntos a favor y en contra de la esperada cinta:
- El ascenso de Skywalker es una película divertida, llena de acción, emoción, fuegos artificiales, cameos de personajes estrella de la saga y Abrams demuestra que sabe manejar lo actual y lo nostálgico y engatusar a todos los fans.
- El director que inicio esta triología con El despertar de la fuerza combinando con acierto una renovación del reparto y la nostalgia se afana en agarrarse al apego inquebrantable a los personajes de George Lucas para un colofón que haga vibrar a varias generaciones. Incluidas las imágenes que ya había grabado Carrie Fisher.
- El nuevo equipo de actores cumple en esta trilogía, especialmente Adam Driver como Kylo Ren, un villano complejo y dubitativo que en sus enfrentamientos con Rey protagoniza los grandes momentos de la película. Oscar Isaac, como un moderno Han Solo, Jon Boyega y Daisy Ridley cumplen para intentar ese espíritu aventurero de equipo, aunque se dejan por el camino a algún personaje secundario de anteriores entregas y suman más droides que hagan caja con el merchandising.
- J.J. Abrams, al que muchos consideran el sucesor de Spielberg, domina el espectáculo visual y exhibe poderío con la cámara entre desiertos, montañas y aguas revueltas que dejan, sin grandes alardes, algunas imágenes icónicas para los seguidores.
- Si tuviéramos que buscarle parecidos con las entregas anteriores, señalaríamos El retorno del Jedi, de 1983. Una narración clásica que cuenta el viaje del héroe. Como diría Joseph Campbell: el personaje ordinario (la chatarrera), que comienza un viaje, ayudada por sus mentores, y que en esa epopeya pierde su inocencia; sobre todo, al pasar una gran prueba.
- El principal problema de la cinta es el guion. Plano, sin un avance narrativo, reiterativo y subrayado, que entra en un bucle obesionado por desvelar los orígenes de Rey y librar la batalla final. El texto que firma el propio J.J. Abrams junto Chris Terrio, Colin Trevorrow y Derech Connolly carece de intención renovadora, actualizadora o política.
- El montaje frenético y acelerado está al servicio únicamente de la acción y se olvida de los momentos de calma y reposo que otorgaron trascendencia a Star Wars. No hay casi espacio para diálogos sosegados, no hay reflexiones sobre el poder y el futuro de la galaxia, no hay divagaciones entre los grandes personajes como en las primeras cintas de George Lucas o disertaciones sobre la política como en el Senado de la segunda trilogía.
- Desde el primer momento, el objetivo de J.J. Abrams es enmendar el episodio VIII dirigido por Rian Johnson, el más polémica entre los fans pero también el más arriesgado y subversivo por intentar hacer avanzar la historia y desafiar algunos dogmas de esa religión que es Star Wars. El director lo deja claro desde el primer momento en varias escenas y va deconstruyendo todo el discurso anterior, lo que compromete a la trilogía y deja a Johnson como un caballo de Troya en esta saga.
- Una saga con tantas lecturas políticas y sociales, la oposición entre fuerzas también es la la de dictadura frente a democracia, soldados frente a revolucionarios, queda en esta entrega desprovista de casi cualquier debate o intencionalidad. En este caso, con trazos de brocha gorda, algo hay en la reunión de todas las fuerzas pactando para acabar con el lado oscuro, con una fuerza emergente en cualquier Parlamento ya. J. J. Abrams es partidario de la gran coalición, de un cordón sanitario, contra la extrema derecha, diríamos. También borra cualquier posible discurso de clase que modifique el origen de los elegidos. Mensajes deslizados de forma colateral tras dos horas de pirotecnia.
- En resumen, un cierre menor, cobarde y a ratos tramposo para una saga que ha cambiado la historia del cine (Aquí puedes leer la crítica completa)
Los dos papas (Fernando Meirelles)
Duelo de papas y también de actores, así podría definirse esta cinta con retranca que estrena Netflix y que dirige el brasileño Fernando Meirelles. El director de Ciudad de dios o El jardinero fiel ha logrado juntar a dos tótems de la interpretación: Anthony Hopkins y Jonathan Pryce. Son el papa Benedicto XVI, el emérito, y el papa Francisco. La cinta gira en torno a una conversación imaginada entre los prelados, justo cuando se produce la renuncia del primero y todo apunta a que Bergolio será su sucesor.
Hiriente, mordaz, respetuosa y muy inteligente es esta película que roza la comedia, el retrato y el drama teológico, con dos visiones enconadas de entender la Iglesia. Un papa argentino, del que no se oculta su pasado, y un férreo papa alemán, cansado y decidido a no hacer nada. Meirelles juguetea y se divierte al mostrar el contraste entre los papas utilizando referencias pop y sin rehuir todas las polémicas que acorralan a la Iglesia del siglo XXI. El director ha recreado la Capilla Sixtina y la plaza de San Pedro y solo imágenes de archivo del funeral de Juan Pablo II pudo utilizar con autorización del Vaticano. Un viaje al interior de la Iglesia que retrata a los jefes religiosos pero también a los líderes políticos.
Beanpole: una gran mujer (Kantemir Balagov)
Una de las pequeñas joyas del último festival de Cannes. La segunda película del ruso Kantemir Balagov es un retrato monumental de posguerra. Ambientada en el Leningrado de 1945, una ciudad derruida en la que dos mujeres, dos supervivientes, tratan de salir adelante. Un relato durísimo de una inusitada belleza visual, con una propuesta pictórica detallista, que explora los traumas de la guerra a través de la historia de amistad y sororidad entre estas dos mujeres. La maternidad, la hambruna, el dolor, las heridas y el amor convergen en este fresco profundamente estimulante y devastador.