Nutri-Score: así es el polémico etiquetado por colores que quieren implantar
Colectivos científicos y asociaciones de consumidores quieren que la industria alimentaria implante, no solo en España, también en Europa, un etiquetado por colores - del verde al rojo y de la A a la E - que visualiza de forma sencilla cuales son los productos más y menos saludables. El domingo en SER Consumidor conocimos diferentes puntos de vista sobre el Nutri-Score: el de la doctora y directora adjunta de la investigación que desarrolló el etiquetado, Pilar Galán, y el del dietista-nutricionista Juan Revenga
Nutri-Score: ventajas y desventajas del semáforo nutricional
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Madrid
Investigadores, asociaciones de consumidores y diversos colectivos científicos demandan que la industria alimentaria implante, de manera obligatoria, un nuevo etiquetado: el Nutri-Score. Un sencillo etiquetado dividido en cinco colores que clasifica los productos de los más sanos (el color verde y la letra A) al más insano (color rojo y letra E).
Este "semáforo" nutricional tiene muchos defensores pero también algunos detractores. En SER Consumidor conocimos dos puntos de vista contrapuestos sobre este nuevo sistema: el de la doctora y directora adjunta del equipo de investigación en Epidemiología Nutricional en la Universidad de París que desarrolló el etiquetado, Pilar Galán, y el del dietista-nutricionista y colaborador del programa, Juan Revenga.
"Hemos demostrado que el consumidor comprende esta escala de colores y que esto le permite diferenciar la calidad de los productos y hacer así su cesta de la compra más saludable", explicó Pilar Galán.
“El Nutri-Score coge los puntos negativos, los que son un factor de riesgo para la salud: calorías, azúcares, ácidos grasos… y coge también los componentes positivos que están en la dieta mediterránea. Con esto, se crea un logotipo que te da la calidad nutricional de alimento en cuestión”, explicó la investigadora.
Miles de consumidores no entienden realmente las tablas de valor nutricional de los productos alimenticios, y lo que hace este sistema es resumirlas de una forma más visual. De esta manera los consumidores saben qué producto es más sano. “Es evidente que el consumidor, en el acto de la compra, no tiene tiempo de girar los envases y comparar. Pero, si ve de forma sencilla que un producto tiene la letra E de color rojo, pues podrá optar por el producto con un mejor valor nutricional, el verde”, indicó.
Solo sirve para comparar productos similares
Los detractores le han puesto peros. Por ejemplo que sale mejor valorado un refresco que el aceite de oliva. “No tiene sentido comparar un refreso bajo en azúcar con el aceite de oliva. Lo que es importante es que el consumidor pueda comparar alimentos iguales en el momento de la compra. Si quiero un postre, comparo postres. Si quiero aceite, lo comparo con el resto de aceites”, explicó Galán.
La doctorá recordó la evidencia científica de este etiquetado. “Funciona bien ya con más de 200.000 alimentos. Y está probado científicamente”, y alentó a los oyentes a sumarse a la petición para hacer el Nutri-Score obligatorio a nivel europeo
Posturas contrarias
Al dietista-nutricionista y colaborador de SER Consumidor, Juan Revenga, este tipo de etiquetado no le acaba de convencer.“Para mí tiene claros y oscuros. Tiene una grandísima ventaja, y es que el usuario puede conocer una nota totalizadora sobre la conveniencia o no de ese producto, y eso es maravilloso. Ahora bien, los criterios con los que se realiza ya son otra cosa”, afirmó.
A pesar de las ventajas que ofrece al consumidor el Nutri-Score, Revenga afirma que solo funciona "sobre el papel". “Cuando se lleva a la práctica, no funciona. Y lo explicó: “Cuando se nos dijo que las grasas son el elemento que más calorías aporta frente a hidratos de carbono y proteínas resulta lógico, en principio, pensar que quitando las grasas vamos a adelgazar. Pero cuando eso lo llevamos a la práctica no funciona, ya que las dietas bajas en grasas son las que menos funcionan para adelgazar”, explicó.
Según el nutricionista, el propio equipo encargado de desarrollar este etiquetado se contradice. “Se nos dice que no debemos comparar alimentos de distintas categorías. Pero si nos fijamos en los documentos de 2017, se afirma que es una herramienta que permite diferenciar la calidad de los alimentos pertenecientes a familias diferentes”. Y remarcó: “Cuando cualquier refresco bajo en azúcar consigue una B , (la segunda mejor nota del Nutris-Score), eso es demencial", denunció el dietista.
¿Intereses detrás?
Hy expertos que consideran que este etiquetado obligará a las marcas a replantear sus productos y hacerlos más sanos para conseguir una mejor nota en este nuevo etiquetado."Que haya productos que se vayan a reformular para obtener una mejor puntuación en el Nutri-Score suena bien. Pero estamos hablando de reformular productos insanos. Hablar de galletas saludables es un oxímoron", denunció Revenga. Algo que califica como "maquillaje". “Con este etiquetado, la industria va a tener la posibilidad de maquillar el producto para que parezca un producto saludable”.
Alternativas
El colaborador de SER Consumidor prefiere quedarse con algunas alternativas que ya están en el mercado, como el "sistema de advertencias chileno" o "el sistema de clasificación por el procesamiento del alimento" (NOVA). "Yo soy el desarrollador, desde el punto de vista nutricional, de una aplicación que valora la calidad del alimento. Todas estas alternativas me parecen más adecuadas”, concluyó.