"La crisis sanitaria va a pasar, pero nos va a quedar la crisis social"

La crisis sanitaria por el COVID-19 amenaza con dejar una crisis social que durará aún más tiempo. Por eso la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) demanda que los servicios sociales básicos y especializados y las entidades de acción social sean reconocidos como servicios esenciales para garantizar la prestación de servicios con mínimos niveles de calidad y de seguridad de seguridad para las personas que son atendidas y para los propios profesionales y voluntarios.

El presidente de la EAPN, Carlos Susías, asegura que en situaciones de emergencia como la generada por el coronavirus se dan situaciones especiales como en el caso de las familias monoparentales, las personas mayores que viven solas o quienes viven en un refugio. “Cuando se quedaron vacías las calles nos dimos cuenta que había gente que estaba viviendo en la calle y que esta gente no podía irse de la calle”, recuerda.

Algunas familias ya estaban sufriendo dificultades económicas y tras el confinamiento había que seguir atendiéndolos, llevando comida a sus casas. Por eso es importante el reconocimiento de servicio esencial de los voluntarios par que no tengan problemas al hacer movilidad en las calles, explica el presidente. “Nos encontramos que surgen estos problemas, pero también tenemos que decir que surgen inmediatamente muchas ganas solucionar los problemas”, celebra Susías.

Además, surgen nuevas demandas en los servicios sociales de personas que han visto suprimida su fuente de ingresos por tiempo indefinido. Gente como los cuidadores, las personas que venden en los mercadillos o quienes viven de la economía sumergida. Susías alerta de que “medidas que son positivas con carácter general también tienen consecuencias que para determinadas personas o colectivos pueden ser muy delicadas”.

Algunos alojamientos turísticos están acogiendo a sin techo en Madrid. Pero, aunque se den iniciativas positivas de este tipo, Susías cree que “hay que tener cuidado con las soluciones provisionales, hay que habilitar espacios suficientemente grandes como para evitar contagios…”

Aunque muchas de las soluciones van en buena línea, dice el presidente de la EAPN, “también creemos que van a ser insuficientes porque la crisis sanitaria va a pasar, pero nos va a quedar la crisis social”, que será más intensa que la anterior crisis, aunque sea más corta.

La plataforma pide que se dé una respuesta a la crisis social a nivel nacional. “Estamos aprendiendo una velocidad de vértigo a coordinarnos y a organizarnos mucho mejor, pero también es cierto que lo que estamos notando es que necesitamos tener un estado de bienestar mucho más sólido del que tenemos hasta estos momentos”, asegura Susías, porque los doce millones de personas que hay en España en situación de alta precariedad “lo van a pasar mal” si no reciben apoyo. Y hay otras muchas personas que no estaban en necesidad que van a verse en malas condiciones hasta que la situación se estabilice.

Susías espera que esta crisis nos haga valorar mejor los servicios públicos del estado de bienestar. “Hay una concienciación muy clara de que no puede ser recortado, de que es necesario reforzarlo, que es una joya que tenemos que cuidar y organizar para que pueda aguantar otros invites que puedan venir”, dice, pero es necesario mejorar el sistema de educación, la renta mínima o la vivienda.

Un resurgimiento del racismo y la estigmatización

La crisis sanitaria supone un riesgo de caer en una tendencia xenófoba y racista. Este fin de semana, cuando se conmemora el día contra el racismo, el Movimiento contra la Intolerancia ha realizado una convocatoria este sábado contra las derivadas xenófobas y antisemitas que ha dejado la crisis del coronavirus.

Esteban Ibarra, presidente del Movimiento, asegura que desde la organización han detectado una serie de signos en torno al coronavirus como posiciones xenófobas de personas con un fenotipo oriental e incluso agresiones. Pero esto evoluciona, dice Ibarra, pasando "de cierto rechazo a cierta admiración” a medida que en China van superando la epidemia. También han detectado “rebrotes de antisemitismo” porque “el racismo antisemita siempre está ahí y se adapta, se buscan culpables y al final aparece el estigma del judío”.

Otras preocupaciones del Movimiento son el rechazo a las personas por su condición de edad, sean mayores o enfermos o a veces también la estigmatización de los más pequeños como transmisores, explica Ibarra. Se han visto obligados incluso a interponer una denuncia por la concepción de Madrid como una ciudad apestada.

Donald Trump ha hecho recientemente unas declaraciones que siguen en la línea de esta discriminación al referirse al coronavirus como “el virus chino”. Ibarra cree que esto supone una estigmatización que le sirve para buscar un chivo expiatorio, situando el problema fuera de sí mismo. Lo que se debería destacar, dice, son las acciones solidarias que está habiendo de chinos que regalan mascarillas y guantes, por ejemplo, para “neutralizar estos procesos de estigmatización en los que se basa el racismo”.

La campaña de este año contra el racismo se hace a través de las redes sociales. “Se está produciendo una la lucha en las redes sociales entre el egoísmo, la inhumanidad y la insolidaridad contra la solidaridad, la responsabilidad, la tolerancia y la cultura de los derechos humanos”, explica el presidente del Movimiento, que ve la situación como una oportunidad “de vencer en las redes sociales” con creatividad en sus mensajes.

Ibarra cree que saldremos de esta crisis con elementos positivos como ha ocurrido otras veces a lo largo de la historia y como lo demuestra la responsabilidad con la que estamos viendo actuar a sanitarios, policías y demás profesionales en estas circunstancias.