'La transformación', un libro que rompe el mar helado
Es una experiencia extraordinaria leer la novela de Kafka y perderse por la inquietante fascinación que se experimenta
Un libro una hora: La transformación (12/04/2020)
56:09
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Franz Kafka nació en Praga en 1883 y murió en 1924. Es, sin duda, uno de los autores más importantes de la Literatura Universal. La influencia de su obra es extraordinaria. Sin embargo solo publicó en vida unas pocas obras y pidió a su amigo Max Brod, que destruyera todos sus manuscritos cuando muriera. Y hay que agradecer a Max Brod que nunca lo hiciera.
Kafka dijo: "Creo que deberíamos leer sólo el tipo de libros que nos lastimen y apuñalen. Si el libro que estamos leyendo no nos despierta de un golpe en la cabeza, ¿para qué lo estamos leyendo?
Necesitamos libros que nos afecten como un desastre, que nos duelan profundamente como la muerte de alguien que quisimos más que a nosotros mismos, como estar desterrados en los bosques más remotos, como un suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros".
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Kafka escribió 'La transformación' entre noviembre y diciembre de 1915. Es una novela espectacular, es una experiencia extraordinaria leerla y perderse por la inquietante fascinación que se experimenta, producto de la tensión y el equilibrio entre un acontecimiento fantástico y su contexto, que no puede ser más realista ni estar más próximo a lo cotidiano.
'La transformación', mejor que 'La metamorfosis'
Aunque siempre se ha conocido en español como 'La metamorfosis' el título original, Die Verwandlung, significa literalmente 'La transformación'. Existe en alemán la palabra de origen griego Metamorphose, con el mismo significado que en castellano, y si el autor no la empleó seguro que lo hizo por buenas razones.
Transformación es una palabra coloquial que muy bien puede aludir a los muchos cambios que se producen en el curso de una vida humana. Metamorfosis, sin embargo, es un concepto que apela a lo divino, como en 'Las metamorfosis de Ovidio'.
A los amantes del argumento de autoridad les alegrará saber que lo mismo opinaba Jorge Luis Borges, a quien durante muchos años se atribuyó una deficiente, y hoy día anónima, traducción española de la obra.
Como señala José Ramón Martín Largo, Kafka publicó unas pocas obras en vida que obtuvieron cierto reconocimiento, pero la buena acogida entre sus colegas se extendió solo relativamente al público lector. Aparecidas en pequeñas tiradas, las ventas estuvieron muy lejos de permitir a su autor vivir de la literatura.
Kafka escribía por lo general sin un plan preciso, por pura necesidad, como se ha dicho, lo que explica la distinta suerte que corrieron sus múltiples anotaciones. Algunas no pasaron de ese estado y carecieron de continuación, otras fueron reformuladas en forma de sofismas, y las restantes alcanzaron la dimensión de relatos escritos en sucesivas noches en vela.
Es posible seguir paso a paso la gestación de 'La transformación' mediante las cartas que el autor escribía a su prometida, Felice Bauer. En ellas se refiere a un cuento “que me ha venido a la mente en la cama, en plena aflicción”, una narración “un poco terrorífica [que] te dará un miedo espeluznante”.
La poética de Kafka consiste en dotar de coherencia a lo absurdo
Como dice Xandru Fernández, la de Gregor no es la primera transformación de un hombre en bestia recogida en la historia de la literatura, ni será la última. Pero tal vez sea esta la primera ocasión en que esa mutación no da origen a proeza sobrehumana alguna, sino a un cúmulo de reacciones humanas, demasiado humanas, en las que cualquier lector puede fácilmente reconocerse.
'La transformación' es, así, un relato combativo: no levanta en cada palabra un muro de significados, sino que introduce con cada una de ellas un agujero y, con cada agujero, una sospecha sobre ese mismo lenguaje que fundamenta nuestra tan querida realidad. El resto de la obra de Kafka no hace sino profundizar en ese movimiento táctico.
La poética de Kafka consiste en dotar de coherencia a lo absurdo; ahonda en la causalidad de lo irracional; se detiene en los eslabones intermedios de un problema que no conduce a un fin pero que está perfectamente construido y obtiene su sentido precisamente en su falta de sentido, en ser anti-teleológico.
Por esta razón, buscar una explicación a la transformación de Gregor Samsa en insecto puede calificarse de improductivo o desencaminado. A Kafka no le interesa la causa final (el porqué, la razón última del cambio), sino la causa formal, es decir, la coherencia interna de los procesos, la actualización o materialización de cambios latentes en el cuerpo o estado anterior. Además, las leyes de coherencia interna que rigen los cambios no tienen por qué ser racionales.
Pero hay tantas interpretaciones como lectores. Puede entenderse como un acto de rebelión o desplante a la empresa y al sistema mercantil en general. También como la concreción material (en forma de insecto) de la deshumanización y la enajenación del ser humano ante el mundo. O como la ejemplificación de la insignificancia humana. El hombre medio es un ser solitario, indefenso y minúsculo que está a merced de los poderosos. La hiperbolización de la vulnerabilidad es convertir a un hombre en un insecto e instalarlo en un mundo de hombres.
Kafka no quería que el insecto apareciera en la cubierta de su novela
Como señala Piu Martínez, Kafka no quería que el insecto apareciera en la cubierta de su novela. De hecho ni siquiera lo nombra de manera explícita. Las distintas traducciones a lo largo de los años han hecho evolucionar al 'bicho'.
Algunos han afirmado que “el insecto en cuestión” no era una cucaracha. Incluso Nabokov, en sus clases de literatura se preguntó "¿Cuál es exactamente el 'bicho' en que el pobre Gregor, se ha convertido de repente? Por supuesto, es de la especie de los artrópodos, a la que pertenecen las arañas, los ciempiés, y los crustáceos". Y sugiere un escarabajo.
"Aunque parezca extraño (dice Nabokov) el escarabajo Gregor no llega a descubrir que tiene alas bajo el caparazón de su espalda (esta es una observación que quiero que atesoréis toda vuestra vida. Algunos Gregorios, Pedros y Juanes, no saben que tienen alas)" […]