Los "compro oro", un viejo fantasma que resurge ante la emergencia social
Mientras la mayoría del pequeño comercio se debate entre la esperanza y el miedo por su futuro, las tiendas de compraventa de oro y plata se preparan para un auge en los próximos meses
Madrid
Hay cosas de la nueva normalidad que recuerdan demasiado a la vieja. La urgencia y la necesidad de liquidez que tienen los ciudadanos que más están sufriendo esta crisis económica, desatada por la pandemia de coronavirus, nos recuerda a viejos fantasmas de la anterior crisis.
No hace muchos años, los centros de las ciudades se plagaron de pequeñas tiendas amarillas en cuyos letreros figuraba, sin ningún tipo de adorno, la actividad que realizaban: “Compro Oro”. La más vanguardista, tal vez, añadía algún reclamo más llamativo como “su mejor transacción aquí” o “pago al instante”. Miles de familias acudieron a ellas para vender sus objetos de valor y sus joyas para poder subsistir. Cuando la economía mejoró, de aquella plaga amarilla no quedó ni rastro. Un dato lo ilustra muy bien: solo durante el año 2014, cerraron la mitad de este tipo de locales que se abrieron en Madrid durante los años más duros de la crisis.
De la fiebre del Covid-19 a la fiebre del oro
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Los establecimientos de compraventa de oro han reabierto con el comienzo de la desescalada, aunque ya llevaban semanas recibiendo llamadas e, incluso, realizando transacciones a través de paquetería, como el caso de la tienda ‘Hispánica’. Miguel Ángel Izquierdo regenta esta tienda y confirma que nos encontramos en una situación parecida a la de hace una década. “En la anterior crisis se dieron dos circunstancias clave. Lo primero fue que había una crisis social y económica y que la gente, evidentemente, necesitaba liquidez, necesitaba dinero. También se juntó con que hubo una subida de oro. Ahora, se están dando unas condiciones similares.”, sentencia.
Tanto es así, que los analistas financieros estiman que el oro podría acabar el año con una subida del 11%. Así funciona este mercado que siempre se convierte en un valor refugio ante las crisis. Nacho Asín, del establecimiento Kilates, lo confirma: “El oro está en máximos. Si Estados Unidos tiene una guerra comercial con China, el oro se altera. Si Irán quiere lanzar una bomba, el oro se altera”. ¿Se acuerdan de aquella frase del expresidente Rajoy de que “cuanto pero, mejor?" Pues eso. “¿Qué pasa? Que ahora el punto de partida es más alto. El recorrido que tenía el oro antes era más del que puede tener ahora, aunque las expectativas son que siga subiendo”, puntualiza Miguel Ángel Izquierdo.
<p>El precio del oro aumentó en el último año más de un 20% debido a la inestabilidad mundial y a la escalada de tensión entre Estados Unidos e Irán</p>
Muchos ciudadanos acuden a estos establecimientos para vender objetos de valor que tenían olvidados, como una vieja cubertería de plata, pero otros, acuden para conseguir desesperadamente algo de liquidez. A Manuel Nieto, dueño de varios establecimientos de compraventa de oro en diferentes barrios trabajadores de Madrid no ha parado de sonarle el teléfono estas semanas. “Intuyo que va a haber una avalancha. En Italia ya hemos visto cómo la gente se ha volcado a empeñar joyas”, cuenta. En esas llamadas le relataban historias dramáticas. “Estoy apurado. Tengo que dar de comer a los críos”, fue una de ellas. Él decidió no abrir el día 4 mayo, el primer día que podía, sino que por prevención, esperó un poco más. “Yo a alguna gente le he dicho que yo tenía cerrada la tienda pero que si le urgía mucho, se viniera a mi oficina. Para mí, abrir por un anillo de 80 o 100 euros no es negocio. Hubo una parejita que me dio mucha lástima. Vinieron desde Vallecas hasta mi nave en Rivas Vaciamadrid para vender 120 euros y me dijeron, mira, por lo menos con esto ya tenemos para hacer la compra”.
Es curioso que en el sector se refieren a las joyas como “chatarra”, aunque tiene cierto sentido. Para su cometido, da igual que el oro o la plata tengan forma de anillo o de collar, lo que importa es el metal. “Esto de chatarra no tiene nada”, dice entre risas Miguel Ángel. Mucha gente ha perdido su trabajo durante los últimos meses y las perspectivas no son nada halagüeñas. Eso se nota también en estas tiendas, que sirven, sin duda, de termómetro de la pobreza de un país: “Hay un nivel mucho más alto de empeños. Pero cuando no lo puede recuperar, no es la primera vez que alguien se te pone a llorar en el mostrador, pero forma parte del negocio”, relata Nacho Asín, de Kilates.
En cualquier caso, lo importante es siempre estar bien asesorado y tener en cuenta todas las variables a la hora de hacer una transacción de estas características. Los tres se han visto ante clientes con perfiles similares, pero quizá lo que cuenta Miguel Ángel Izquierdo es lo más ilustrativo: “A mí muchas veces se me ha dado la situación de decirle a un cliente: este anillo es muy pequeño, pesa poco y, yo creo, que no le merece la pena vender esto, porque es más el valor sentimental que tiene esa pieza que lo que va a recibir en dinero por ella. A veces, no le ha quedado otra a la persona que venderlo".
Podríamos pensar que a río revuelto ganancia de pescadores. Seguro que en muchos casos es así, pero desde luego en el de Manuel Nieto no: “A mí me gusta cuando las abuelas venían a vender oro para comprarles una capricho a sus nietos, no cuando vienen por necesidad. A mí estas crisis no me gustan mucho. Prefiero mi día a día.”
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Daniel Sousa
Es redactor en EL PAÍS Audio y colabora en ‘A Vivir que son dos días’ de la Cadena SER. Ganador del...