Lo normal es ser diferente

Barcelona

Me he pasado 54 años queriendo tener una vida normal y corriente, y ahora que pensaba que le había cogido el truco, resulta que quitan esta normalidad y ponen otra nueva. El nuevo orden mundial, la nueva normalidad, el neoliberalismo... Y luego están la postverdad, el posthumor, los poscos... Hoy, lo que no es neo, es post. Les ponemos prefijos a las palabras igual que nosotros nos ponemos mascarillas. La gente de antes era más respetuosa con la historia. Cuando se cansaron de la Edad Media, le llamaron a lo nuevo Renacimiento, pues sabían que no se habían inventado nada sino que todo venía de atrás.

Llevo una vida normal pero sueño con otra que dejó de serlo, y ahí es donde me lío. Mientras leo en el móvil las noticias, me imagino que lo normal sería echarle de comer a las palomas en la plaza Catalunya. Sin embargo, eso sólo lo he hecho una vez en la vida, y cada vez quedan menos palomas. Hace tiempo que lo normal es ver a la gente con banderas por la calle atadas como capas. En los torneos medievales se hacía lo mismo, pero con más colorines. Estamos perdiendo riqueza cromática. Y también melódica. Han vuelto los himnos. Otra encerrona: lo que no es himno es cacerola.

Lo normal es ser diferente. No hay dos gotas de agua iguales, por mucho que una frase hecha diga lo contrario. Como tampoco existen dos huellas digitales idénticas, ni dos estrellas iguales, ni siquiera las gemelas. Las frases hechas son una conspiración para socavar al individuo. Ya lo dijo Pascal, y también es el título de un disco de los Yes, lo normal es el abismo. La condición humana es un paisaje escocés, vivimos al borde un acantilado. Quienes vienen a salvarnos acaban empujándonos. Sólo quieren salvar su culo, y su himno, y su bandera, y eso lo ven normal.