¿Qué estamos dispuestos a sacrificar?

Madrid

Ya han empezado a ponerse en marcha todas las geometrías variables, las contorsiones y los equilibrios. El Gobierno, con el recién estrenado apoyo de Ciudadanos, mueve el suelo en el que asentó sus pactos de investidura, aunque quiere seguir contando con todos los que lo suscribieron. La oposición se reafirma en sus alianzas tripartitas aunque el giro de Arrimadas lo haya descolocado y, además, lanza guiños a los socialdemócratas desencantados. Todos son llevadas a la convergencia, los acuerdos y las alianzas.

También los empresarios, en la magna cumbre iniciada el lunes, pidieron esa movilización de voluntades que implique a todos en un esfuerzo común. Ahora bien, por el momento, estas iniciativas están en la fase cero, la de los simples enunciados regidos por el principio de imputabilidad; es decir, nos acercamos pero yo me quedo donde estoy y tú eres el que te mueves. Pasaremos a la siguiente fase cuando cada uno exprese lo que está dispuesto a sacrificar. En el caso de la política, cuando Pedro Sánchez nos diga qué piensa corregir para ensanchar su base para unos nuevos Presupuestos más respaldados; en el caso de los empresarios, cuando sepamos a qué están dispuestos a renunciar, por ejemplo, a qué aspectos de la reforma laboral están dispuestos a renunciar, porque lo que no puede aceptarse en modo alguno es que la reconstrucción o la modernización de nuestro modelo productivo se diseñen como se hizo con la salida de la crisis del 2008, a consta de precarizar al máximo el mundo del trabajo con contratos basura y salarios de miseria.

Tanto en la comisión parlamentaria para la recuperación, como en la cumbre de empresarios, como en la invitación de Sánchez para sumarse a unos Presupuestos fortalecidos se proclama la voluntad de consenso: pero ¿quién renuncia qué?