Un testimonio más que impactante
Antes de un mes temo que se habrán olvidado los viejos, las UCI, los médicos, las personas dependientes, los enfermeros y los geriátricos
Un testimonio más que impactante | 01/07/2020 | La voz de Iñaki Gabilondo. / BEA POLO
Madrid
El martes escuchábamos en este programa un testimonio impactante, pero, más aún que impactante, importante. Un representante de los sanitarios a los que hemos aplaudido con emoción desde los balcones, a los que se les ha concedido el Premio Princesa de Asturias, a los que hemos elogiado todos sin excepción, explicaba con gran realismo los terribles momentos que han vivido, la situación en la que se encuentran, físicamente exhaustos y con carencias materiales operativas muy serias que nos hacen vulnerables ante un eventual segundo ataque del coronavirus o ante cualquier otra gran emergencia.
Un testimonio más que impactante
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Sus palabras impresionaban porque hablaba con el corazón pero también con las tripas, orgulloso de su trabajo pero rabioso por lo que se teme, que el agradecimiento ciudadano no quede en nada, no se traduzca en hechos. Tratar su testimonio como impactante sería someterlo a las reglas del canibalismo informativo vigente, ese que dice que las noticias son de usar y tirar, caducidad en veinticuatro horas, la ley de la obsolescencia programada, que lo mismo vale para una lavadora que para un drama social y que ya hemos incorporado en nuestras mentes, tan es así que, cuando volvemos a un tema de ayer siempre tenemos la impresión de que sólo estamos revolviendo cenizas.
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Por eso decía que, más que impactante es importante, por eso doy por seguro que este programa y esta casa van para ayudar a mantenerlo vivo y palpitante y a las audiencias alerta para que el pacto entre las principales fuerzas políticas que en esta materia parece ir por buen camino sepa dar las respuestas adecuadas.
Ya sé que los imperativos económicos imponen su peso apabullante pero entre eso, los pulsos partidistas y el ocio veraniego, antes de un mes temo que se habrán olvidado los viejos y las UCI y los médicos y las personas dependientes y los enfermeros y los geriátricos, y nada digamos de los buenos propósitos y aquello tan bonito de un orden de valores. Nuestra responsabilidad individual y colectiva es intentar evitarlo.