La Rusia que existe más allá de Moscú

Madrid

Suena sorprendente decirlo, pero Rusia es el único país del mundo que puede celebrar 11 fiestas de Año Nuevo consecutivas porque es tan grande que abarca 11 husos horarios diferentes. La atención mediática siempre está puesta en su capital, Moscú, donde está el poder político, pero, más allá de los Urales hay una vasta extensión de tierra de la que no nos llega tanta información. Las regiones que se sitúan en el lejano oeste representan el 77% de la superficie total de Rusia. En resumen: su parte asiática lo convierte en el país más grande de Asia, y su parte europea lo convierte en el país más grande de Europa.

En el lejano oriente ruso, en la ciudad de Jabárovsk, se desataron hace 15 días manifestaciones por el arresto del gobernador, Sergei Furgal, que todavía continúan. El gobernador, que llegó al poder derrotando en las urnas al partido de Putin, está acusado de haber organizado, presuntamente, crímenes contra empresarios cuando trabajaba en el sector privado hace más de quince años. A pesar de la pandemia, de no contar con autorización y de una presunta amenaza de bomba, los ciudadanos de la segunda ciudad más grande del vasto oriente ruso continúan concentrándose para pedir la vuelta de su gobernador que, tras su detención, fue trasladado a Moscú.

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Para Carmen Claudín, investigadora sénior en el Barcelona Centre for International Affairs y experta en conflictos y procesos de reforma en las sociedades postsoviéticas, la figura de Furgal no representa una gran amenaza para Putin porque forma parte de la “oposición institucional”, es decir, la que está representada en la Duma y la que, al fin y al cabo, es afín al presidente. Su partido, el del Partido Liberal Democrático de Rusia cuenta con 40 de los 450 escaños que conforman la Duma y, aunque suele mostrarse crítico con el poder, por lo general, respalda las políticas de Putin, como la reforma constitucional votada a finales de junio y que permite al actual presidente presentarse a la reelección hasta 2036.

Los manifestantes cifran la asistencia a las manifestaciones en unas 50.000 personas, mientras que las autoridades rebajan la cifra hasta 10.000. Si bien es cierto que existen precedentes, estas protestas son diferentes porque no son por motivos sociomateriales, sino puramente políticos, señala Claudín. El índice de aprobación de Putin está en su punto más bajo desde que asumió el cargo. Durante los últimos años su partido, Rusia Unida, no ha parado de perder escaños en los gobiernos regionales y el caldo de cultivo de lo que podría ser un cambio político a  largo plazo está ahí. Un dato revelador es que en el referéndum de reforma constitucional, que salió adelante con el apoyo del 78% de los rusos, se dejó entrever una ruptura generacional. Los más mayores votaron a favor de la reforma, mientras los más jóvenes la rechazaron.

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