Como una (segunda) ola
Los números de la pandemia en España vuelven a ser muy preocupantes
Madrid
Parecía que en las últimas semanas el relato informativo iba volviendo a la normalidad: hablábamos de presupuestos, de la corrupción del Partido Popular, de los fuertes temporales de septiembre, e incluso se colaba alguna que otra serpiente tardía del verano como la pantera que merodeaba por los campos granadinos. Sin embargo las cifras nos han vuelto a dar un zarpazo y estamos otra vez pendientes de la pandemia. Tenemos el récord de contagiados en Europa y, además, a mucha distancia del segundo.
Madrid, Madrid, Madrid...
Como una (segunda) ola
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Mención aparte merece el caos en el que está inmerso la Comunidad de Madrid, donde lo que te cuenta el gobernante de turno puede tener una vigencia de no más de unas horas. Hasta hace unos días la culpa era siempre de los demás: del Gobierno central, de la irresponsabilidad de la gente o del modo de vida de la inmigración. Sin embargo, el discurso cambió completamente antes de ayer. Ignacio Aguado, el Vicepresidente de la Comunidad llamaba al diálogo con el Gobierno central y exigía la colaboración de este para salir de la crisis. La gran pregunta es: ¿temía el Ejecutivo de Ayuso enfrentarse solo al confinamiento de los madrileños?
El pasado miércoles, 28 asociaciones vecinales publicaban el "Manifiesto por la dignidad del sur en la segunda oleada", un manifiesto que comenzaba así: “Desde las asociaciones vecinales del Sur de la ciudad de Madrid queremos manifestar nuestro más firme rechazo a las políticas clasistas y racistas que el gobierno de la Comunidad de Madrid está desarrollando durante esta segunda oleada de COVID-19 enfocadas a la discriminación de los vecinos y vecinas del Sur”. El manifiesto se hacía público tras las declaraciones de los últimos días de Ayuso y tras las previsiones que apuntaban al confinamiento de esos barrios humildes. Jorge Nacarino es portavoz de la Asociación Vecinal Puente de Vallecas-San Diego confirma el hartazgo de los vecinos del Sur con la política seguida por el Gobierno de PP y Ciudadanos y, aunque reconoce que no es el mejor momento para movilizaciones, plantea la posibilidad de realizar acciones que hagan patente ese descontento.
Otros confinamientos
Los confinamientos de pueblos o de ciudades no son procedimientos nuevos en la lucha contra la pandemia. Al principio del verano ya vimos cómo se aplicaban en Santander o en algunas comarcas de la provincia de Huesca. Más extraño es el caso de confinamientos de barrios o distritos de salud en las grandes ciudades, aunque tenemos un ejemplo muy reciente, que está todavía en vigor y que, es más, está añadiendo nuevas zonas a los territorios ya confinados.
Es el caso de Palma de Mallorca. La zona de Arquitecte Bennàssar se ha confinado esta madrugada, pero no es la primera zona donde se aplica un confinamiento selectivo. Ayer se cumplía una semana desde que se aislaron los barrios de Can Capes, Son Canals, la Soledat Nord y Son Gotleu.
La ciudad no es para mí
Uno de los efectos indirectos de la pandemia ha sido una reversión en los flujos migratorios que conocíamos. Si hasta hace unos años esos flujos comenzaban en el campo para terminar en la ciudad, ahora se han dado la vuelta. Según el portal inmobiliario Fotocasa la demanda de alojamiento en zonas rurales aumentó casi un 50 por ciento entre enero y agosto de este año.
Uno de esos casos de desplazamiento de la ciudad al campo es el de Sergio Redondo, trabajador en una compañía telefónica, que el pasado mes de junio decidió volver desde Madrid a su pueblo natal, Mayorga, en Valladolid.
Testamentos y Covid 19
La pandemia ha aumentado las solicitudes de personas mayores para desheredar a sus hijos. También ha generado una mayor preocupación entre los ciudadanos por hacer testamento, las notarías han aumentado la cifra de consultas y están recibiendo muchas llamadas de personas preocupadas por este asunto. Además, la media de edad de los que lo están haciendo ha disminuido.