Libertá, libertá, libertad de la oposición

Madrid

Ya tenemos nueva ley de Educación, la octava de la democracia del 78. Sin consenso, como es habitual. Y eso que hasta el PP había reconocido los fallos de la Ley Wert y la necesidad de modificaciones. Después del lamento por el consenso imposible en este país, sólo queda esperar que la nueva ley acierte para frenar el abandono escolar temprano, evite la segregación de alumnos por el nivel económico de sus familias y permita a los centros ir respondiendo a las exigencias de la enseñanza en el siglo XXI. Lo iremos comprobando. 

Lo más llamativo de la oposición frontal de PP, Vox y Cs, que hoy han vuelto a la unidad de acción al grito de libertá, libertá... es que al final ni la lengua, ni la religión están siendo el caballo de batalla, sino el fortalecimiento de la educación pública frente a la concertada. Nos decía en H25 a las nueve el experto en políticas públicas educativas Lucas Gortázar que la batalla de la concertada tiene que ver con la caída de demografía. Cada vez hay menos niños, calcula que de aquí al año 2030 habrá un 15% menos de alumnos. Menos alumnos, menos clases, menos escuelas, menos ingresos, menos de todo por lo que competir. Y es en esa batalla donde inscribe esta nueva guerra escolar.

La traducción política de todo es el sonido del día. Aplausos de los que han votado a favor de la ley, golpes en los escaños y gritos de libertá, libertad de la oposición.