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Los líos del calendario francés

A partir de 1793, con la Revolución francesa, los republicanos franceses eliminaron los rastros religiosos de su calendario nacional. El calendario revolucionario duró hasta el 1 de enero de 1806, cuando Napoleón decidió volver al calendario prerrevolucionario

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Dentro de los episodios traumáticos que te puedes encontrar en la vida, cambiar de calendario no se puede comparar con ser lentamente troceado en una plaza abarrotada o pasarte tus 30 años de vida removiendo tierras y estiércol para que otro se haga rico. Pero si tenemos en cuenta que durante la mayor parte de la historia una gran parte de la población ha sido analfabeta, lo de cambiar la propia estructuración del tiempo es un incordio considerable. Particularmente pesada fue la experiencia de los franceses de finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Ya habréis adivinado que esto fue debido a la revolución francesa. Efectivamente, a partir de 1793, los republicanos franceses decidieron que tenían que eliminar los rastros religiosos e irracionales del calendario nacional, que en ese momento era el gregoriano. En parte, no les faltaba razón, porque no se puede decir que tenga mucho sentido que septiembre sea el séptimo mes u octubre el octavo, cuando en realidad son el noveno y el décimo. Los meses, que no coincidían con los nuestros, pasaron a adquirir nombres considerados naturales, como Germinal, Brumario o Fructidor. La semana desapareció y la fracción inferior al mes pasó a ser la década. Los nombres de los días también se cambiaron. Aquí ya se podía adivinar que la cosa no funcionaría, porque a los franceses les cambiaron un esquema de un día de descanso de cada siete por uno por cada diez. Hay que ser muy revolucionario para aceptar eso de buen grado. De hecho, esta división fue la que menos duró. Y el 1 de enero de 1806, cuando ya muchos se habrían acostumbrado al complicado calendario republicano, Napoleón, que se había convertido en emperador, decidió que la broma ya había durado demasiado y les dijo a los franceses que volvían al calendario prerrevolucionario. Y así hasta hoy, si descontamos un periodo de 18 días durante la Comuna de París de 1871.

 
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