Adriana Cerezo: la chica de 17 años que quiere ser GEO y que entró sin permiso de sus padres en el taekwondo
Plata en la prueba femenina de -49kg de taekwondo, ha sumado el primer metal para la delegación española en el primer día de competición
Adriana Cerezo ha roto las puertas del Olimpo en su primera participación con tan solo 17 años en los Juegos de Tokio 2020. La madrileña ha enfilado un camino meteórico que ha sorprendido a la élite del taekwondo de forma muy prematura. Se ha apresurado para asegurar la primera medalla de España en la competición tras arrasar a dos de las favoritas en el cuadro de -49kg y ha quedado a tres fatídicos segundos del oro, todo ello a pesar de las dudas de sus padres respecto a la práctica de este deporte desde su niñez.
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La afición española da este sábado las gracias a su abuelo José por haberle dado el impulso necesario para introducirse en el mundo del taekwondo. Él fue quien apuntó a la pequeña Adriana a clases y, sin que lo supieran sus padres (Mar y David), empezó a dar sus primeras patadas en el tatami.
Las preferencias de sus progenitores en un inicio eran claras: gimnasia rítmica, patinaje... pero no artes marciales. Sin embargo, el deseo de Adriana Cerezo conquistó a su abuelo y provocó un paso del que los padres se enteraron justo en el momento de su examen para un primer cinturón de luchadora. Culpa de estos gustos tuvieron también referentes cinematográficos como Bruce Lee o Jackie Chan, que se convirtieron en ejemplos a seguir para la de Alcalá de Henares.
Un crecimiento meteórico
Desde los 11 años entrena en San Sebastián de los Reyes de la mano de su entrenador actual, Jesús Ramal, quien incluso antes de la final olímpica ante la tailandesa Panipak Thawongpattanakit ha admitido incluso en el Carrusel Olímpico que "todavía tiene mucho más que dar".
El lema de Adriana Cerezo es: "No presión, disfrutar de los Juegos, entrega total en el entrenamiento, ilusión y divertirse. Portadora de motivación". Así ha enganchado a la televisión a unos compatriotas españoles que soñaron incluso con una medalla de oro en el primer día de Tokio 2020 y así lo deseaban también sus vecinos del municipio cacereño de Navezuelas, de donde son oriundos sus abuelos y donde instalaron una pantalla gigante para seguir los avances de su célebre taekwondista hasta de madrugada.
Cerezo se quedó a las puertas de la presea dorada en la finalísima de las 14:30 (hora peninsular española), un combate de la más alta exigencia contra la número uno del mundo en el que fue por delante hasta sufrir el golpe que volteó el resultado sin apenas tiempo de reacción. Su camino este viernes, sin embargo, ha estado repleto de pruebas de altura que han sido superadas con creces. La plata olímpica de Río 2016 y la última doble campeona olímpica ya han hincado la rodilla ante una española a la que los expertos destacan por su variabilidad técnica y su temple incluso en los momentos de mayor presión.
En el horizonte, una carrera más que prometedora y un futuro profesional con el sueño de formar parte del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional. Todo ello en una formación sin descanso muy representativa con el ejemplo del último mes. En este tiempo, Adriana Cerezo ha pasado de aprobar la selectividad con una nota de 13 sobre 14 a apuntar a matrícula de honor en todo unos Juegos Olímpicos.