El ertzaina que ocultó su nombre hace 10 años vuelve a la SER con su identidad real
Ángels Barceló entrevistó el día del fin de la violencia de ETA a un ertzaina al que llamamos Julen por una cuestión de seguridad. Hoy vuelve con su verdadero nombre: Aitor
José Ramón y José Ángel, ertzaina y policía local, cuentan sus experiencias en el seno de las fuerzas de seguridad
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Madrid
En el décimo aniversario del fin de la violencia de ETA, en Hora25 estamos haciendo un viaje de ida y vuelta a aquella noche de hace diez años, en la que Àngels Barceló entrevistó a un ertzaina, le preguntó si esa noche empezaba el camino hacia una convivencia real. Él, contestaba: "Aquí estamos viviendo una convivencia muy complicada y creo que ahora todo será más fácil. Estoy contento". Aquel ertzaina al que hace diez años llamábamos con el nombre de Julen por una cuestión de seguridad, ha estado esta noche en el programa, a cara descubierta y con su nombre de verdad: Aitor. Tiene 51 años y entró en el cuerpo en 1994.
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Aitor ha lamentado que el no poder decir su nombre "no era normal", como tampoco lo era "no poder salir a campo abierto, que mi madre no pudiera colgar mi ropa roja porque era peligroso". Ha añadido que durante los años de actividad de la banda, se encontró de repente con mucha gente que "lo odiaba y podía venir pasado mañana a por mí con una pistola".
Aitor ha citado "problemas diarios y realidades distorsionadas" que "otra persona no vive" pero que "llegas a normalizar", como el hecho de recoger a su hija del colegio mirando debajo de su coche. "Esos problemas que son normales al cabo de un tiempo te resultan molestos y ridículos: '¿por qué tengo que pasar por esto? Si yo lo único que hago es trabajar con ilusión para el pueblo que me rodea", añade.
"Todas estas cuestiones te van creando conflictos para los que hoy en día no tengo una respuesta clara, en cualquier caso, nunca me sentí solo, pero sí maltratado", concluye.
José Ramón, 34 años como ertzaina
José Ramón entró en la Ertzaintza en 1987 y se acaba de jubilar, y también ha participado en el diálogo. En su intervención ha lamentado que "no contaban con medios suficientes" en el cuerpo. "Nos costó mucho trabajo convencer de que hacían falta medios que no eran bonitos; no es bonito ver a una persona con chaleco antibalas y escopeta, ni dotarnos de una segunda arma para cuando estábamos fuera del trabajo", ha señalado. Sin embargo, José Ramón lo ha tenido muy claro: "Teníamos muy presente que muchos objetivos eran para salvar la vida y ahí no había nada que discutir, había que tirar hacia delante hasta conseguirlo".
José Ángel, el policía local
En 1985, José Angel ingresó en la policía local de San Sebastián. Tenía 21 años. Cuenta que para él, era una "anomalía" que hubiera policías locales infiltrados dentro de la banda, lo cual "marcaba su día a día y los obligaba a tener mucho cuidado". "No eran tiempos para hacerse el valiente", concluye.