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Empleo temporal, marca España

España está a la cabeza de Europa: la tasa de eventualidad está muy por encima de la de los países miembro

Las mujer son las que más contratos eventuales firman con las administraciones públicas (alrededor de un 70%)

Empleo temporal, marca España

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Madrid

Daniel tiene 24 años, un grado superior y experiencia en mecánica y hostelería. Hace ya cinco años que los fines de semana trabaja en cáterin como montador de bodas. Sus contratos son “ultracortos”, duran apenas un día, trabaja entre 15 y 18 horas por jornada, pero le dan de alta (es decir, cotiza) por tan solo cuatro horas. “Yo así no puedo independizarme, son demasiados gastos y trabajo para pagar, pero no para ahorrar”, explica. Daniel reúne dos de las características de la altísima tasa de temporalidad en España, un problema estructural que viene desde antes de las crisis de la covid: es joven (uno de cada tres contratos los firman menores de 29 años) y pertenece a la hostelería (por encima del 30%). Las otras características son ser mujer y estar vinculada a las áreas de la sanidad y la educación.

El empleo temporal en España está a la cabeza de Europa: uno de cada cuatro asalariados es eventual. Mientras la media de los países miembros se encuentra en torno a 14% de los contratos, aquí, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de 2021, alcanza el 26,02%. Ha habido ejercicios peores y siempre ronda el 30%. La Unión Europea ha exigido a España en varias ocasiones que busque una salida para dejar de estar en la cúspide de la pirámide. Según los últimos datos, facilitados este miércoles por el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, en octubre se hicieron 1.892.584 nuevos contratos (31.262 menos que en septiembre), y de ese total, 1.694.008 (89,51%) fueron temporales. Prácticamente nueve de cada 10.

Si se compara el porcentaje actual de contratos temporales con los de otros ejercicios, la temporalidad fue aún mayor. En 2020, el 90,18%; en 2017, el 90,03%; en 2012, 90,85%; y en 2009, antes de la crisis financiera, el 90,68%. La evolución muestra que la tasa es hoy un poco más baja. Sin embargo, puede resultar engañosa, pues el número ha aumentado debido a los contratos ultracortos.

A pesar del empeño del Gobierno por revertir la situación, la temporalidad es mayor en las administraciones públicas que en las empresas. Tiene más peso en sus plantillas (alrededor del 28%) que en las del sector privado, que roza el 26%. Laura y Miriam son enfermeras y comenzaron a trabajar hace un año. La primera ha encadenado un total de siete contratos, seis de ellos en el Sistema Andaluz de Salud (SAS), con una duración media de un mes. Miriam, por su parte, desde diciembre de 2020 ha tenido cinco: “Voy a tener que salir a buscar trabajo fuera de Andalucía, porque ahora a los jóvenes casi no nos llaman, tenemos muy poca antigüedad”. Laura dice que por el momento lo que necesita es trabajar. “No me atrevo a independizarme porque no tengo ninguna seguridad, ni esperanza en tenerla, de que vaya a trabajar más de un mes”, añade.

Los casos de Laura y Miriam conforman un prototipo. Las mujeres son las que más contratos temporales firman con las administraciones públicas: nada menos que el 70% del total. Y la tasa de temporalidad en el sector público ronda el 30%, lo que quiere decir que la administración es responsable de un cuarto de la temporalidad en España.

Esta temporalidad se traduce a veces en una precariedad crónica, como le pasa a Lola, que con 59 años lleva 31de redactora, desde que accedió como becaria, en el mismo medio de comunicación público, con contratos eventuales de la bolsa de trabajo. Tardó mucho tiempo en lograr uno de seis meses. Aunque no se queja, porque al fin y al cabo ella trabaja, admite: “Siempre estás en la cuerda floja porque no sabes cuándo va a llegar a su fin ese contrato, vas haciendo tu vida pendiente de esa temporalidad”. Al final ha conseguido un contrato indefinido no fijo, una figura a caballo entre el eventual y el indefinido que, aunque no ofrece garantías, si proporciona más derechos laborales.

Asun (Cantillana, Sevilla) es jornalera desde que tiene 14 años. Ahora, a sus 42, se ocupa de la manipulación de alimentos en almacén por temporadas de recogida. Durante todos estos años sus contratos han sido únicamente temporales, con una duración media de entre 25 y 30 días (lo que dura una campaña de recogida). Le dan de alta ocho horas, pero suele trabajar casi el doble, y en lugar de pagarle las horas extras, figura como dos jornales. “Entre que no es estable, porque no se va todos los días y que no te pagan lo que pone en el convenio, para un jornalero es imposible hacer planes de futuro”. Melilla, Andalucía y Extremadura son los territorios con más temporalidad.

Isabel F. Pedrote

Isabel F. Pedrote

Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual en Sevilla. Máster en la Escuela de El País. Ahora...

 
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