El gran apagón: ¿quién quiere que tengamos miedo y por qué?
Hay un discurso del miedo. Y hay fabricantes del miedo. Y hay preguntas que asustan
¿Quién quiere que tengamos miedo y por qué?
Madrid
La pandemia todavía no ha acabado y hemos pasado miedo. Vemos cómo suben los contagios en otros países y lo más natural, es el miedo. Por la crisis sanitaria, por la económica. Hay crisis global de suministros. E inflación. En un contexto así, ¿quién quiere añadir más miedos al miedo? Hace días que empezó a hablarse de un gran apagón. Lo han hecho incluso algunos países, como Austria, para un contexto concreto: el de su país. Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica explicaba el 'Hora 25' que no puede haber apagón en nuestro país: "Si su miedo es un apagón prolongado que pudiera dejar sin suministro a nuestro país durante un tiempo suficiente como para hacer la vida cotidiana imposible o incómoda no deben de tener miedo a eso porque en ningún caso se va a producir en nuestro país "
No puede haber apagón, dijo la presidenta de Red Eléctrica, sede en la que hemos estado y donde nos han contado cómo funcionan los sistemas de emergencia para que haya siempre suministro. Sin embargo, se habla del apagón. El apagón es un tema: en las ferreterías describen ventas disparadas de cocinas y estufas de gas, linternas y pilas. El miedo. "Tenemos un sistema que hace muy imposible que pueda ocurrir un apagón de esa naturaleza", insistía Corredor.
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No son esta vez discursos catastrofistas que hablen de una quiebra de la que no habla nadie o de un rescate a España que, en realidad, nadie contempla. Esto es otra cosa: un miedo físico. Y no pasa sólo con la luz. Joaquín Estefanía ha escrito sobre el miedo como arma de control social. Ha escrito sobre los fabricantes del miedo. Económico o de otros tipos. Hace unos días supimos que la criminalidad estaba en mínimos en España. Pero el líder de Vox, Santiago Abascal, apela sin cesar al discurso de la inseguridad ciudadana.
Pero en el Congreso se oyen discursos, los discursos de Vox, que narran violencias que las estadísticas discuten mientras, en cambio, niegan las violencias que están, como la machista. O la homófoba. Hay un discurso del miedo. Y hay fabricantes del miedo. Y hay preguntas que asustan: ¿quién quiere que tengamos miedo y por qué?