Sentir asco es buenísimo

Galicia

Llega siempre un momento en el que alguien quiere convencerte de que hacer solo lo que te gusta es un plan de vida poco realista. Vale quizá para la juventud, cuando lo arriesgas todo por un capricho, si es necesario. Aceptar poco a poco cometidos que te desagradan te entrena para la vida adulta, en la que rara vez algo sale como te esperas. Digamos que un día los lujos sufren el asalto de la decadencia, y entonces empiezas a hacer cosas porque hay que hacerlas, porque nadie las hace por ti, porque si no las haces, más tarde tendrás que hacer otras aún peores. Entras en una nueva etapa cuyo mantra es: «Asume tu edad». Bajo este aburrido letrero se filtra la idea de que la edad es tu jefe. Te lo pasaste bien hasta hoy, disfrutaste de la belleza y la fiesta, pero ahora toca contentarse con la vulgaridad y el aburrimiento, hacer cosas casi asquerosas y pensar que bien hechas están, como votar a Enrique Arnaldo para el Constitucional. Se trata de aceptar que los buenos tiempos pasaron y que hay que apañártelas con los malos, y que sentir asco es buenísimo para la democracia.