Los protagonistas de la remodelación
Rodrigo Rato, Javier Arenas, Eduardo Zaplana, Juan Costa y Julia García Valdecasas son los protagonistas de la séptima crisis de gobierno desde que lo preside José María Aznar.
RODRIGO RATO, VICEPRESIDENTE PRIMERO
Ha sido vicepresidente en todos los Gobiernos de Aznar pero por primera vez asume la vicepresidencia primera del Gobierno, con lo que será el suplente del jefe del Ejecutivo en los muchos viajes que éste tiene programado para los próximos meses.
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Mantiene la cartera de Economía y coloca a uno de sus principales colaboradores como ministro, Juan Costa. Rato competía públicamente por la sucesión de Aznar pero el sábado, desde el primer momento en que supo que Rajoy era el elegido, se apresuró a ofrecerle todo su apoyo y colaboración.
Se convierte en el número tres del Gobierno después de ceder a Rajoy el número dos del PP. Arenas deja Administraciones Públicas para responsabilizarse del funcionamiento cotidiano del Ejecutivo a través del Ministerio de Presidencia.
Asume así dos de las tres tareas que ocupaban a Rajoy, una vicepresidencia y el ministerio de Presidencia, pues la portavocía pasa a manos Zaplana.
Fue ministro de Trabajo en la primera legislatura de Aznar. Después se dedicó en exclusiva de la Secretaría General del partido, a la que llegó en 1999. En la remodelación de julio de 2002 asumió la cartera de Administraciones Públicas, puesto que tuvo que compatibilizar con con la secretaría general del partido.
El hasta ahora secretario de Estado de Comercio y Turismo desembarcó en el Gobierno durante la primera legislatura del PP. Nombrado secretario de Estado de Hacienda en mayo de 1996, se encargó de defender las propuestas de su partido en tres importantes reformas fiscales: el nuevo delito fiscal, la Ley General Tributaria y la Ley del Impuesto de Sociedades.
Considerado hombre de Rato y una de las personas clave del equipo económico del Partido Popular, tiene 38 años, es licenciado en Derecho y máster en Asesoría de Empresas, y tiene antecedentes familiares vinculados al mundo de la política: su madre, María Dolores Climent, es concejala del Ayuntamiento de Castellón, y su hermano menor, miembro de la dirección del PP valenciano.
Integrante de la Junta Directiva del Partido Popular, Juan Costa es diputado por Castellón desde 1993. En la V Legislatura fue portavoz del Grupo Popular para temas fiscales. En mayo de 2000 se hizo cargo de la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo.
Junto a Javier Arenas, es quien más peso político gana en el Gobierno, pues sumará la cartera de Trabajo que ya ocupaba a la portavocía del Gobierno. Zaplana se incorporó al Ejecutivo en julio de 2002 tras la huelga general con el encargo de recuperar el buen clima con los sindicatos, tarea en la que, aparentemente, ha tenido éxito.
Llegó al Gobierno desde la Presidencia de la Generalitat Valenciana avalado por la mayoría absoluta con la que gobernó su segunda legislatura al frente del Ejecutivo autonómico.
Pese a que siempre quiso autoexcluirse de la carrera sucesoria, nunca ha ocultado su ambición por hacer carrera política en Madrid. Su ascenso a la primera línea política comenzó en 1991, cuando, gracias al voto de un concejal socialista tránsfuga, se hizo con la vara de mando de la capital turística. La siguiente etapa de su ascenso político se inició con su candidatura a la Presidencia del Gobierno valenciano, donde necesitó el apoyo de Unió Valenciana para alcanzar el poder.
Hasta hoy era delegada del Gobierno en Cataluña, puesto al que llegó directamente nombrada por Aznar en 1996. Afiliada al Partido Popular desde 1995, es la única ministra catalana del Gobierno, justo a dos meses de las elecciones autonómicas. Su entrada compensa la ausencia de catalanes derivada de la salida de Piqué el Gobierno, lo que supone un equilibrio territorial muy valorado en Cataluña.
No obstante, su labor al frente de la Delegación del Gobierno ha estado caracterizada por una sucesión de polémicas. Además de su sensible valoración a la baja del número de manifestantes en las protestas contra la guerra, fueron duramente censuradas diversas cargas policiales que ella autorizó: en la Universidad Autónoma en 1999 y durante la cumbre europea de junio de 2001, cuando la actuación policial contra los manifestantes antiglobalización se saldó con 22 detenidos, 32 heridos e importantes altercados en el centro de la ciudad.