Un cura de Jaén ingresa en prisión por abusar de un monaguillo y el obispo no le condena
El prelado considera su deber "estar al lado de los sacerdotes en todos los momentos"
"No condeno moralmente a este hermano en el sacerdocio negándole credibilidad cuando afirma que no tiene conciencia de ser responsable de los delitos que se le imputan", dice el obispo en un comunicado que comienza manifestando "mi respeto y acatamiento ante la decisión judicial, que actúa según los datos a los que tiene acceso".
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El obispo recuerda en su escrito que considera su deber "estar al lado de los sacerdotes en todos los momentos y situaciones para ofrecerles aquello que necesiten y que corresponde a la misión que me ha sido encomendada".
El comunicado finaliza pidiendo a Dios que "ilumine" a los jueces y a los inculpados judicialmente, al tiempo que desea que "cuantas personas son víctimas de tratos indebidos, recuperen su autoestima y gocen del respeto que merecen por su dignidad esencial".
Durante su estancia en prisión, Luis Jose B. C., de 40 años, permanecerá como sacerdote, aunque sin cargo pastoral, según informó el Obispado.
La sala de lo Penal del alto tribunal ha decidido desestimar el recurso que interpuso el que fuera cura de Alcalá la Real (Jaén) y confirma en todos sus extremos la sentencia de la Audiencia de Jaén que también le condenó a pagar una indemnización de 12.202 euros en concepto de responsabilidad civil.
En septiembre de 1994, el sacerdote Luis José Beltrán Calvo, fue destinado a un pequeño pueblo de Jaén. En poco tiempo se ganó la confianza de una mujer que atravesaba graves problemas en su matrimonio.
Convenció a su hijo pequeño, de diez años, para que fuera su monaguillo. Le daba clases particulares en su domicilio y le invitó a realizar algunos viajes de fin de semana por la zona. Entre los años 95 y 98, el sacerdote abusó sexualmente del niño abofeteándole incluso en alguna ocasión cuando se resistía a las prácticas sexuales que le imponía.
La Audiencia provincial de Jaén dio por probados los hechos y lo consideró "abusos sexuales", con una pena de 8 años de cárcel que ahora confirma el Tribunal Supremo. Junto a este dramático relato, el Supremo revela que los superiores del sacerdote, en la diócesis de Jaén, conocieron los hechos por boca de una orientadora familiar, pero que no realizaron ninguna investigación.