Los muertos tras el terremoto de Irán pueden superar la centena
El rescate se complica por lo abrupto de la zona afectada
Las tareas de rescate de las víctimas del terremoto que ayer sacudió el norte de Irán y dejó decenas de pueblos dañados, son difíciles por tratarse de regiones montañosas, muchas de las cuales tienen las carreteras cortadas por los desprendimientos.
El dirigente de la Media Luna Roja iraní, Bijan Dastani, quien ha reconocido que ha habido ya 35 muertos y 250 heridos en las distintas provincias afectadas por el seísmo que son las situadas entre la capital y el Mar Caspio. Sin embargo, fuentes no oficiales sitúan la cifra de muertos en 60 y la cadena de televisión por satèlite Al Arabiya asegura que hay "un centenar" de muertos, sin precisar las fuentes.
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Por su parte, la agencia oficial iraní IRNA dijo que el número de muertos es de 24, a los que hay que sumar 270 heridos, aunque aseguró que "la cifra puede aumentar", según los responsables locales. El temblor tuvo 5,5 grados en la escala abierta de Richter, según el Centro Sismográfico del Instituto Geofísico de la Universidad de Teherán, pero otros centros sísmicos situados en EEUU o el de Estrasburgo elevaron la intensidad hasta 6,2 en la misma escala.
La diferencia en estas magnitudes puede ser muy importante, ya que los temblores de más de 6 grados se consideran muy dañinos en zonas rurales donde las construcciones carecen de solidez. De hecho, el terremoto de Bam (sureste de Irán), que costó la vida a más de 26.000 personas el pasado diciembre y fue uno de los más mortíferos de la era moderna, tuvo una magnitud de 6,6, que fue suficiente para derribar un gran número de construcciones de adobe.
El epicentro del temblor de ayer se situó en la localidad de Baladeh, a sólo 70 kilómetros al norte de Teherán, por lo que pudo sentirse en casi toda la mitad norte del país, y con especial intensidad en las provincias limítrofes con el mar Caspio.
ATRAPADOS BAJO LOS DESPRENDIMIENTOS
La orografía montañosa de las provincias más afectadas -Mazandaran, Qazvin, Kalardasht- causó un buen número de desprendimientos en las montañas, que sepultaron pueblos y carreteras. De hecho, más de quince personas murieron en una carretera que atraviesa unas gargantas entre Teherán y Mazandaran, al caer sobre sus coches una avalancha de piedras que los sepultó. Se cree que hay unos sesenta coches atrapados bajo las rocas, lo que podría incrementar el número de víctimas, y las tareas de rescate son extremadamente difíciles.
En la provincia de Qazvin, ha habido decenas de aldeas y pueblos, especialmente en las comarcas de Noshahr y Chalous, que han quedado aislados al quedar cortadas las carreteras, además de las líneas de teléfono y la electricidad, en muchos casos. Conforme vayan restablecièndose las comunicaciones, es probable que se conozcan más casos de víctimas.
También en Teherán pudo sentirse el temblor con toda claridad, hubo barrios donde se rompieron los cristales y miles de personas salieron a las calles por miedo a que se produjeran réplicas. De hecho, tras el primer temblor, los sismógrafos registraron al menos 65 réplicas, algunas de ellas superiores a los cuatro grados en la escala de Richter.