Un intento de suicidio permite desmontar una red de prostitución
La red obligaba a chicas rumanas a ejercer la prostitución en Denia y Valencia
El intento de suicidio de una joven rumana mediante la ingesta masiva de lejía y su posterior denuncia, ha permitido a la Policía Nacional desarticular una red de explotación sexual que operaba en Denia (Alicante) y Valencia, y liberar a ocho mujeres, dos de las cuales son menores de edad.
Según informaron hoy fuentes del Cuerpo Nacional de Policía, las mujeres, una de las cuales tenía 15 años y otra no alcanzaba la mayoría de edad, recibían palizas de sus raptores mediante latigazos con un cable, puñetazos y patadas, y eran amenazadas de muerte, como también sus familias en Rumanía.
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Esta crueldad tenía como objetivo la entrega del dinero obtenido por las mujeres mediante el ejercicio de la prostitución, el cual era remitido todas las semanas a Rumanía y con destino a los organizadores de este grupo, seis de los cuales han sido detenidos en la citada localidad alicantina.
La operación policial, denominada "Sancho Panza", se inició a raíz del intento de suicidio de una joven rumana mediante la ingesta masiva de lejía, lo que hizo sospechar a la Policía Nacional de que detrás de este hecho podría existir un entramado delictivo dedicado a la "captación bajo engaño de un trabajo digno" de jóvenes rumanas en su país que eran obligadas a prostituirse luego en España.
Este grupo organizado, cuyos integrantes son de nacionalidad rumana, disponía de varios pisos, algunos de ellos localizados en la provincia de Valencia, donde encerraban a las mujeres nada más llegar a España y sólo las dejaban salir por la noche para ser transportadas a locales de alterne.
Tras varios días de "rodaje" y observación de su comportamiento, añadieron fuentes policiales, los integrantes de la red trasladaban a las chicas hasta locales de alterne de Denia donde dormían y ejercían la prostitución, siempre bajo la vigilancia de otras chicas que desarrollaban labores de "control y de cobro" del dinero obtenido por las recién llegadas.
Para evitar que estas "controladoras" y las nuevas mujeres entablaran amistad, el grupo ahora desarticulado cambiaba a las jóvenes de locales.
Tras ser liberadas, las ocho jóvenes han declarado su deseo de retornar a su país y han denunciado que la edad de sus pasaportes fue modificada por el grupo organizado, explicaron las mismas fuentes, que recordaron que una red similar ya fue desarticulada en Denia en octubre del pasado año, y destacaron la "rápida reorganización del mismo".
En este grupo cada integrante tenía un trabajo específico, pues había personas dedicadas al transporte de las mujeres, otras a la falsificación de los pasaportes, al control de las actividades y cobro del dinero obtenido, y a propinar palizas y amenazas.