Los republicanos resucitan los fantasmas del 11-S en el arranque de su convención

El arranque de la Convención Republicana recordó constantemente el papel de Bush en los días posteriores al 11 de septiembre y desenterró hasta el último fantasma tras los atentados, con la participación de familiares de víctimas de aquellos ataques.

El partido escogió celebrar su convención casi al lado de la "zona cero" para tratar de rentabilizar la figura de Bush como líder del país. A eso contribuyeron también las intervenciones de los dos políticos más moderados del partido, John McCain (senador republicano por Arizona) y Rudolph Giuliani (alcalde de Nueva York cuando sucedieron los atentados). Ambos defendieron la guerra en Irak y la política agresiva de Bush.

Para el ex alcalde de Nueva York, la política de acciones preventivas funciona. Durante su intervención aseguró que la mayor contribución de su partido "ha sido la extensión de la libertad por nuestro país y por todo el mundo". "Nuestro país desempeña mejor nuestra tarea cuando nos aseguramos de tener una defensa nacional poderosa en un mundo todavía muy peligroso", decía Giuliani.

SOMBREROS DE COW BOY Y GRANDES HEBILLAS

El Madison Square Garden, en el que se celebra la Convención, se ha convertido en una sucursal de Texas en el corazón de Nueva York, con sombreros de cow boy, cinturones con grandes hebillas y mucho orgullo patriótico. También hay mucha dialéctica anti John Kerry, el candidato demócrata. En la convención de Nueva York se le acusa de presentarse a sí mismo e injustamente como un héroe de guerra. Lo decía el presidente de la delegación de Nuevo México al enviado especial de la SER en Nueva York: "Quiere ser Rambo por cuatro meses y medio pasados en Vietnam". Cuando el periodista le recuerda que ese tiempo ya es superior al que pasó Bush en el país asiático, el delegado responde que el republicano no presume de su presencia en Vietnam como el demócrata.

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En el arranque de la convención estuvieron ayer el vicepresidente Cheney y el ex presidente Bush. Su hijo W. Bush, no llegará hasta el miércoles y se irá el jueves, justo después del cierre.