El argentino Scilingo se niega a responder en el primer juicio por desaparecidos en España

El ex militar, juzgado por los "vuelos de la muerte", se ha sentado finalmente en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional tras sufrir ayer un desmayo en su celda. Scilingo inició una huelga de hambre el 9 de diciembre en protesta por el juicio. En la primera sesión, que tuvo que ser suspendida momentáneamente, Scilingo permaneció cubierto con una manta y con guantes y no reaccionó a las preguntas del magistrado. Las acusaciones populares y particulares solicitan para el ex militar argentino 6.626 años de cárcel por delitos de genocidio, terrorismo y torturas cometidos durante la dictadura argentina.

La sesión tuvo que ser suspendida momentáneamente por el presidente del tribunal que le juzga, Fernando García Nicolás, a los diez minutos de iniciarse el juicio, al decir Scilingo que no se encontraba bien.

El ex militar tuvo que ser examinado por segunda vez hoy por los médicos forenses, que insistieron en que el ex militar está en condiciones de comparecer. Según los médicos, es lógico que al ex militar le duela la cabeza, dada la huelga de hambre que mantiene desde el pasado nueve de diciembre.

AYER, TAMBIÉN

Scilingo fue examinado ayer por dos médicos forenses que confirmaron que su estado de salud le permitía comparecer ante el tribunal que le juzga por su presunta participación en los denominados "vuelos de la muerte", llevados a cabo durante la dictadura argentina (1976- 1983).

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El ex militar tuvo que ser ingresado ayer en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid), al sufrir una bajada de tensión y desmayarse en su celda de la prisión de Alcalá-Meco.

Scilingo vino voluntariamente a España en 1997 y confesó, aunque posteriormente se retractó, haber participado en los denominados "vuelos de la muerte", con los que la dictadura argentina asesinó y trató de hacer desaparecer a numerosos miembros de la oposición.

Las acusaciones particulares y las acciones populares personadas en este caso piden que el ex militar sea condenado a un total de 6.626 años de cárcel. Le imputan un delito de genocidio en concurso con 30 de asesinato, 93 de lesiones, 255 de terrorismo y 286 de torturas.

Las acusaciones piden que declaren un total de 193 testigos, entre ellos el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el ex fiscal federal Julio Strassera, que investigó en su día a las juntas militares argentinas.