Ratzinger: "El Papa está lúcido y seguirá gobernando la Iglesia"
Palabras del cardenal a la RAI italiana
Juan Pablo II, a pesar de su enfermedad, está lúcido y sigue gobernando la Iglesia, ha afirmado el cardenal Joseph Ratzinger, quien ha descartado que el Pontífice pueda renunciar al papado. "El Papa trabaja con absoluta lucidez y esto es un don de Dios vistas las pruebas corporales a las que está sometido. Su mente está viva y tiene un discernimiento aún más fuerte para elegir lo esencial y gobernar, aunque sufriendo, con pocas pero esenciales decisiones", dijo Ratzinger en un programa de la televisión italiana RAI que será emitido mañana viernes y del que ha sido adelantado un extracto.
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En el programa, titulado "El calvario del Papa" -que será emitido antes del tradicional Vía Crucis que se celebra en el Coliseo y que por primera vez no presidirá el Obispo de Roma- Ratzinger añadió que Juan Pablo II siempre ha tenido capacidad para tomar decisiones importante.
Preguntado por la frase del Papa "Dios me ha nombrado, sólo El puede echarme", el encargado de vigilar por la ortodoxia de la fe católica dijo que Juan Pablo II "sabe que tiene una gran responsabilidad, única, que le ha sido dada por el Señor y que sólo el Señor puede retirar".
Con esas palabras, Ratzinger descartó una eventual renuncia al Papado, hipótesis que ha sido barajada en los últimos meses por la opinión pública visto su delicado estado de salud, que le ha llevado en lo que va de año en dos ocasiones al hospital Policlínico Gemelli de Roma, donde le fue practicada el pasado 24 de febrero una traqueotomía para que superase una crisis respiratoria aguda.
Ratzinger también fue preguntado por el atentado que sufrió el Papa el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro del Vaticano, cuando fue tiroteado por el terrorista turco Alia Agca. El purpurado alemán manifestó que "en un cierto sentido cambió la historia de la iglesia". "La herida sufrida fue el indicio de la amenaza de un mundo que está contra el Papa y su misión, pero también entendimos que existe una presencia más fuerte, la presencia del bien: la bala no podía llegar a su objetivo (matarle). Era la señal de otra presencia", afirmó Ratzinger.