Una cadena de atentados en Bagdad deja más de 150 muertos
Nueve de ellos han sido ataques suicidas
Al amanecer, un coche bomba conducido por un terrorista suicida y cargado con 220 kilos de explosivos se colocó entre un grupo de trabajadores al norte de Bagdad e hizo explosión. Ha sido el ataque suicida más sangriento de los nueve que se han producido hoy en la capital. Ha acabado con la vida de al menos a 114 personas y ha dejado 262 heridos. En otro ataque en Bagdad, hombres armados vestidos de militares han sacado de sus casas y ejecutado a 17 civiles. Además, las tropas de EEUU han sufrido cuatro ataques más.
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La explosión más sangrienta ocurrió a las 06.30 horas (hora local) en la plaza de Oruba, donde una gran cantidad de obreros se habían reunido antes de ir a trabajar a las construcciones cercanas.
El suicida, que conducía una furgoneta, arrastró entonces a la multitud hacia su coche con la promesa de ofrecerles trabajo y después detonó la bomba, que contenía unos 220 kilos de explosivos, según fuentes del ministerio del Interior. La explosión causó 114 muertos al menos y 156 heridos que fueron trasladados a cuatro centros médicos, entre ellos los hospitales de Kazimiyah y Yarmouk.
El número de muertos es aún provisional. La población del distrito de Kazimiyah es casi enteramente chií.
En otro ataque, un grupo de hombres armados vestidos con uniformes militares han ejecutado esta madrugada a 17 hombres en la ciudad de Tajee, unos 30 kilómetros al norte de Bagdad, según han informado fuentes del Ministerio iraquí del Interior.
Según estas fuentes, el hecho se ha producido a las 04.00 hora local (03.00 hora peninsular española) cuando un grupo de hombres armados rodeó varias viviendas de la ciudad, agrupó a sus habitantes, seleccionó a 17 de ellos, algunos de la misma familia, y los asesinó a sangre fría.
El sonido de las bombas se repetía un par de horas después en la capital de Irak matando al menos a siete iraquíes, tres de ellos militares. De nuevo dos suicidas al volante de sendos coches bomba sembraron el pánico en el barrio residencial chií de Al Shula, en el noroeste de la capital, y en las proximidades de una de las oficinas del clérigo chií rebelde, Muqtada Al-Sadr.