Sociedad

El Baradei y su agencia de control de la energía atómica, premios Nobel de la Paz

"Por sus esfuerzos para impedir que la energía nuclear se utilice para fines militares"

El premio Nobel de la Paz 2005 recayó este año en la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y en su director general, Mohamed El Baradei, "por sus esfuerzos para impedir que la energía nuclear se utilice para fines militares y garantizar que la energía nuclear con fines pacíficos se usa de la forma más segura posible".

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El OIEA se encarga de supervisar el cumplimiento del Tratado de No Proliferación de armas nucleares (TNP) mediante acuerdos de salvaguarda que los países adheridos a ese tratado firman con el organismo internacional. El organismo tiene su sede central en Viena, y cuenta con oficinas regionales en Ginebra (Suiza), Nueva York, Toronto (Canadá) y en Tokio.

Este organismo autónomo en el sistema de Naciones Unidas, fue fundado en 1957 y cuenta actualmente con 139 países miembros. Sus cerca de 2.250 empleados, procedentes de 90 países, enfocan su trabajo en tres ámbitos: prevenir la proliferación de armas nucleares, mejorar la seguridad de las instalaciones atómicas existentes, y movilizar la ciencia y tecnología nuclear para el beneficio de todos los estados miembros.

Nacido el 17 de junio de 1942 en El Cairo en el seno de una acomodada familia de abogados, El Baradei estudió Derecho en la Universidad de la capital egipcia y pasó en 1964 al Ministerio de Asuntos Exteriores de su país.

Trabajó en las misiones permanentes de Egipto ante la ONU, tanto en Nueva York como en Ginebra, encargado de asuntos políticos, legales y de control de armas. En 1974 se graduó como doctor en Derecho Internacional en la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos.

Desde 1984 forma parte del secretariado del OIEA, donde ha ostentado una serie de altos cargos, incluyendo el de asesor legal del organismo y a partir de 1993 el de subdirector general para relaciones exteriores.

Su primer periodo al frente del OIEA comenzó en diciembre de 1997, sucediendo al sueco Hans Blix, del que fue su segundo, y su buen trabajo le supuso la reelección en septiembre de 2001.

Hace tres años El Baradei se convirtió en un personaje público a nivel internacional debido a las inspecciones de su organismo en Irak, previas a la invasión anglo-estadounidense de marzo de 2003.

El egipcio intentó hasta el último momento, junto con Blix, jefe entonces de la UNMOVIC -la comisión de vigilancia, verificación e inspección en Irak-, evitar la guerra alegando que sus inspectores no pudieron constatar que el régimen de Sadam Husein hubiera reactivado su programa nuclear. Esto le suposo el recelo de la Administración norteamericana de George W. Bush que se opuso a su tercera reelección, en la que finalmente tuvo que ceder.

El Baradei agradece "el apoyo a una causa que no está de moda" como es el desarme nuclear

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