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El caso Zidane: el mundo al revés

El jugador francés agredió de un cabezazo a Materazzi en la final, pero puede acabar siendo la víctima

El 'caso Zidane' ha sido la guinda de un mundial en el que parece que se ha vivido del revés. El buen fútbol ha brillado por su ausencia, no ha habido espectáculo, la buena organización ha sido inversamente proporcional a la emoción de los encuentros y los empates, los pocos goles y los penaltis han sido la tónica en la fase eliminatoria. Y sin embargo, los estadios se han abarrotado y la afición ha ido en aumento. Para colmo, un jugador comete una de las agresiones más duras que se recuerdan en un mundial y se le premia como el mejor futbolista del campeonato. Es más, puede que acabe siendo la víctima.

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Cualquier otro jugador, en cualquier otro partido, hubiera sido reprobado, castigado con dureza desde la FIFA y los medios de comunicación. Con razón, habría sido echado a los pies de los caballos por fomentar la violencia en el terreno de juego y quizá en la grada. Pero el jugador en cuestión no era un don nadie. Se llama Zinedine Zidane, era el último partido de su carrera deportiva y, además, en frente tenía un italiano que le insultó (?).

La sorpresa llegó primero esta mañana. Cuando el debate se centraba en la mácula que significaba para el francés de origen argelino acabar así su carrera deportiva, la FIFA soltó la bomba. No había sanción, sino premio. Había sido elegido el Mejor Jugador del Mundial de Alemania en la votación de la prensa acreditada en el Campeonato del Mundo. Como si no hubiera pasado nada.

El fútbol, escaparate del mundo

Y eso que la FIFA se ha tomado muy en serio esta edición la fuerza del fútbol como impulsor de modas y de mensajes. Por primera vez en la historia de los mundiales, los capitanes leyeron declaraciones contra el racismo antes del inicio de los partidos de cuartos de final y las banderas, pancartas y lemas contra el racismo estuvieron muy presentes en todos los encuentros. Además, la FIFA sancionó con dureza a los jugadores que demostraron juego sucio en el terreno. El italiano De Rossi, los argentinos Cufré y Maxi Rodríguez, el británico Wayne Rooney o el alemán Frings sufrieron suspensión de partidos y sanciones económicas del hasta ahora implacable comité de Disciplina.

Pero Zidane no es un cualquiera. No sólo ha obtenido el perdón de la FIFA, no sólo ha obtenido su aquiescencia al permitir que fuera premiado sino que además la tortilla se ha dado la vuelta. Ahora 'zizou' es la víctima. Como en la película de Woody Allen cuando el personaje se ufanaba en haber destrozado a un rival en una pelea al machacarle el puño con su barbilla y pegarle en el codo con su pómulo, ahora parece que el agresor fue Materazzi al destrozar el cráneo del francés con su poderoso pecho.

El socorro de SOS Racismo

Varios medios de comunicación ya se preguntaban esta mañana qué pudo decirle el italiano al gran jugador 'bleu' para que hiciera lo que hizo. Nadie oyó nada. Pero hasta un primo del francés contestó a los curiosos periodistas desde la kabilia argelina para asegurar que le llamó 'terrorista'. Otros dicen que el 'saludo' de Materazzi fue dirigido a la mujer o, incluso, a la madre de Zidane. Llegó un momento en que todo el mundo se afanaba por saber qué le dijo para que el, eso sí, imperdonable cabezazo, tuviera explicación (¿justificación?).

Y sin embargo, todavía faltaba una nueva vuelta de tuerca. No bastaba el silencio de la FIFA, el del propio protagonista, el de Chirac que ha recibido y consolado a su jugador-agresor sin reprocharle nada como un padre blando a un hijo díscolo. Esta tarde la organización SOS Racismo pedía a la FIFA que investigase, no al agresor, al del comportamiento violento, sino ¡al jugador agredido!. "Según varias fuentes muy bien informadas en el mundo del fútbol, parecería que el jugador italiano Marco Materazzi llamó a Zinedine Zidane 'sucio terrorista'", infería la organización en un comunicado. SOS Racismo añadía que "si esta hipótesis se confirmase, el jugador italiano habría hecho manifestaciones racistas". Y pedía que cayera todo el peso de la ley sobre él.

Materazzi ha negado la acusación, como si tuviera que defenderse, ha empezado por tratar de probar su inocencia. Si no fuera porque este mundo está al revés, pensaríamos que no debía preocuparse. Tal y como está el tema, sólo queda preguntarse si Marco Materazzi será finalmente sancionado por aguarle la fiesta a uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol.

 
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