El Valencia se adjudica el Trofeo Naranja ante el Roma (2-0)
El Valencia se adjudicó su Trofeo Naranja tras imponerse por 2-0 a la Roma, que acabó con nueve jugadores, en un encuentro en el que el gran protagonista fue el joven David Silva, no sólo por el gol que dio el triunfo a los valencianistas sino por su juego creativo y eficaz.
Algunos espectadores tardaron algunos minutos en caer en la cuenta que ese pequeño jugador con el 21 a la espalda no era Aimar, sino David Silva, que ofreció una gran actuación en los primeros 45 minutos, dotando a su equipo de esa chispa de improvisación de la que se había quedado huérfano tras la marcha del argentino.
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En los primeros minutos el Valencia salió envalentonado y dispuesto a hacer olvidar a su afición el mal sabor que dejó en la ida de la previa de la Liga de Campeones en Salzburgo. Con un juego rápido y dinámico pronto emergió la figura del partido, David Silva, que desde la banda derecha elevó el nivel de creación de los valencianistas.
Morientes demostró que está sediento de gol y desde el principio estuvo muy participativo, aunque el meta Doni impidió en un par de ocasiones al de Sonseca reconciliarse con el gol.
Tras un cuarto de hora eléctrico, los de Quique Sánchez Flores fueron bajando la intensidad, lo que aprovechó el brasileño Mancini para dejarse ver, y de qué manera, ante la permisividad de un Curro Torres indolente en la banda derecha de la zaga local.
El jugador del Roma, que suena como futurible para el Valencia, tras los frustrados intentos de contratar a Simao Sabrosa, se gustó y fue el más incisivo de un Roma, cuya estrella Totti se paseó por el campo, que fue ganando consistencia en defensa gracias al oficio de sus jugadores y a la gran actuación del rumano Chivu.
Silva dicta sentencia
Cuando el partido deambulaba en tierra de nadie volvió a emerger la figura de Silva para hacer bueno un centro de Villa y, adelantándose a su marcador, empalmar un disparo que significó el 1-0 y con el que culminaba su gran actuación en un primer acto que acabó con una fea entrada de Rosi a Vicente que supuso la expulsión del italiano.
En la reanudación, el carrusel de cambios que ambos técnicos fueron introduciendo en los primeros quince minutos provocó que el partido en sus primeros compases careciera del ritmo del primer periodo.
Los italianos, excesivamente bruscos en su juego pese a tratarse de un amistoso, veían disminuir aun más sus efectivos cuando Perrota fue expulsado tras ver su segunda cartulina en menos de veinte minutos.
Con dos jugadores más sobre el terreno de juego sólo era cuestión de tiempo que llegara el segundo gol. El capitán Albelda, con un soberbio testarazo desde el punto de penalti, era quien finalmente lo conseguía, tras varios avisos previos del conjunto de Quique Sánchez Flores, y ponía fin a la trigésima quinta edición del Trofeo Naranja.