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Uno de los acusados en la Operación Nova niega su vinculación y dice que era "un yonqui" que no conoce "a nadie"

Comienza el juicio contra los islamistas que quisieron volar la Audiencia Nacional

La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional inició hoy el juicio contra 30 presuntos terroristas islamistas detenidos en octubre de 2004 en el curso de la denominada ''Operación Nova'' con la declaracion de dos de los imputados. El primero de ellos, Mohamed Boukiri negó toda su vinculación con los hechos que se le imputan así como su relación con el resto de acusados alegando que él sólo era "un yonki" que no conoce "a nadie".

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"Yo sólo era un yonki y no conozco a nadie", aseguró Boukiri, quien reconoció su adicción a las drogas como la cocaina, el hachis o las pastillas. "Me pasaba el día tomando pastillas", añadió el imputado quien únicamente contestó a las preguntas de su defensa y aseguró que su verdadero nombre era el de "Omar Mauhili". La sesión también albergó la declaración de un segundo imputado Taoufik Eddebdoudi quien negó su vinculación con los hechos.

El juicio ha empezado con retraso por problemas de todo tipo: sólo hay un traductor, que comparte micrófono con los acusados, no hay espacio suficiente en la sala y los abogados no tienen enchufes para conectar sus ordenadores.

Según ha sabido la SER, la fiscalia solicita 464 años de cárcel a repartir entre los 30 procesados. Los detenidos habían formado una célula de Al Qaeda, desvinculada de la que atentó el 11-M en Madrid, pero con los mismos propósitos delictivos, aunque, en este caso, pudieron ser abortados. Dice el fiscal que este grupo pretendía volar la Audiencia Nacional con un camión cargado con media tonelada de explosivos, aunque también había fijado otros objetivos como la estación ferroviaria de Príncipe Pío, en Madrid, o sedes de partidos políticos. En todos los proyectos, los detenidos tenían intención de utilizar suicidas en su ejecución.

Testigo protegido

El grupo se formo, según las investigaciones, entre los años 2000 y 2002 a través de los contactos que mantenían los detenidos en varias prisiones españolas, sobre todo en la de Topas, Salamanca, donde se encontraban cumpliendo condena por otras causas. Los investigadores sitúan a este grupo dentro de la corriente salafista yihadista, semejante al que perpetró el atentado contra la Casa de España en Casablanca en el que murieron 43 personas.

La Fiscalía cuenta con un elemento destacado para este juicio, como es un testigo protegido, de origen árabe, que convivía con los detenidos y fue partícipe de sus planes delictivos hasta que se los contó al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.

Gritos hacia los periodistas: "Todo es un montaje"

Por otra parte, una vez finalizado el juicio, el presunto líder del grupo, Mohamed Achraf, ha asegurado a los periodistas, a gritos a través del cristal blindado, que todo esto es "un montaje", que no tenían explosivos, que se habla de cartas cuando se les está acusando de atentado y que el confidente Cartagena (el testigo clave para la acusación de la Fiscalía y que tiene condición de testigo protegido al haber denunciado ante Garzón a esta célula) es un doble agente que trabaja para los servicios secretos españoles(CNI) y los servicios secretos marroquíes.

 
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