Obama pide al Congreso un segundo paquete de medidas de rescate
El presidente electo de EEUU ha defendido su propuesta de ayuda a la clase media y el aumento de la cobertura por desempleo
El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó que ante la mayor crisis económica de la historia que atraviesa su país el Congreso debería aprobar con urgencia un segundo plan de estímulo económico, y anunció que durante la transición se preparará para adoptar "todas las medidas que sean necesarias" para combatirla.
"El paquete de estímulo se debe aprobar antes o después", afirmó Obama en una multitudinaria rueda de prensa en Chicago, la primera que ofrece como presidente electo, en la que aseguró que si no se aprueba antes de su toma de posesión será el primer objetivo de su administración.
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Aunque mencionó la necesidad de aprobar cuanto antes el plan de rescate de la clase media que prometió durante la campaña, subrayó que la prioridad ahora es "impulsar el crecimiento económico y crear empleos".
Desempleo en EEUU
Precisamente este viernes se conoció el último dato del paro correspondiente a octubre, que volvió a confirmar la gravedad de la crisis. Sólo en el último mes se destruyeron 240.000 puestos de trabajo y la tasa de desempleo se sitúa ya en el 6,5%, unos niveles que no se conocían desde hace catorce años. En total, en lo que va de año se han perdido 1,2 millones de empleos, y más de la mitad fueron en los últimos tres meses.
Obama aseguró que para hacer frente a esos datos, que calificó de "preocupantes", otras de las medidas que aprobará será ampliar la actual cobertura por desempleo -en la actualidad hay más de diez millones de estadounidenses sin trabajo- como parte de ese plan de rescate de la clase media prometido durante la campaña, que incluirá una rebaja de impuestos que beneficiará al 95% de los trabajadores, así como ayudas para las pequeñas empresas.
También se comprometió a buscar soluciones para el sector automotriz, fuertemente golpeado por la crisis. El fabricante General Motors confirmó hoy que en el tercer trimestre del año tuvo unas pérdidas de 2.500 millones de dólares, mientras que Ford anunció pérdidas de 129 millones.
Además, los dos grandes fabricantes estadounidenses han sufrido una caída de sus ventas en Estados Unidos del 45% y del 30,2%, y las previsiones para los próximos meses no son alentadoras.
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