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Los 'Tres grandes de Detroit' acuden al Congreso para evitar una "catástrofe nacional"

General Motors, Ford y Chrysler han solicitado al Senado de EEUU 25.000 millones de dólares para evitar la pérdida de 3 millones de empleos en la industria

El presidente de Ford Alan Mulally, el presidente Chrysler Robert Nardelli y el presidente de General Motors G. Richard Wagoner en una audiencia celebrada por el Senado de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos, en la Comisión de Capitol Hill, en Washington(Reuters)

El presidente de Ford Alan Mulally, el presidente Chrysler Robert Nardelli y el presidente de General Motors G. Richard Wagoner en una audiencia celebrada por el Senado de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos, en la Comisión de Capitol Hill, en Washington

Los tres máximos ejecutivos de General Motors, Ford y Chrysler pidieron hoy en el Senado de EE.UU. 25.000 millones de dólares para la supervivencia de la industria automotriz y evitar una "catástrofe" nacional, pero encontraron poca empatía y muchas críticas sobre su "fallido" modelo de negocios.

El colapso de la industria sería "catastrófico", advirtió el presidente de General Motors (GM), Richard Wagoner, durante una audiencia del Comité de la Banca del Senado.

Wagoner advirtió de la posible pérdida de unos tres millones de empleos, pérdida de ingresos personales y una hemorragia para el Gobierno de 150.000 millones de dólares en concepto de impuestos.

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El monto que el sector pide al Congreso palidece frente a esas pérdidas, dijo Wagoner, tras asegurar que no se trata sólo de salvar a Detroit, sino también a "toda la economía".

Cambios en la industria

Republicanos como Richard Shelby y Larry Craig consideran que el Gobierno debería primero determinar las condiciones verdaderas del sector antes de aprobar ayudas, y exigir cambios en la industria.

Sin tener los votos, los demócratas prevén someter a votación, tan pronto como el jueves, una extensión de beneficios de desempleo y ayudas para Detroit. La Cámara de Representantes actuaría después del Senado.

Ambas cámaras del Congreso están inmersas en una abreviada sesión postelectoral, conocida en inglés como "lame duck", enfocada en la crisis económica.

Si no avanza su 'plan B' ahora, la jerarquía demócrata tendría que esperar hasta la 111 sesión legislativa en enero próximo, cuando regrese con una abultada mayoría.

Para entonces, no tendría la amenaza de un veto presidencial, ya que Barack Obama quiere ayudar al sector y habría un segundo plan de estímulo económico.

Mientras, siguen las disputas entre la Casa Blanca y los demócratas del Congreso en torno a cómo ayudar a Detroit.

Ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara Baja, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, rechazó la idea de usar el plan de rescate de Wall Street como una "panacea para todas nuestras dificultades económicas".

Los ejecutivos de Detroit retomarán su campaña de persuasión este miércoles durante una audiencia en ese mismo comité.

 
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