Fracasa plan de rescate del sector del automóvil en EEUU
El punto decisivo fue el rechazo de los sindicatos de la industria automotriz a las demandas republicanas de aceptar una reducción inmediata de salarios
Un plan para aprobar un rescate por 14.000 millones de dólares de la industria automotriz de Estados Unidos se derrumbó este viernes, horas después de que el presidente de esa rama del Congreso anunciara un principio de acuerdo.
Fuentes legislativas dijeron que el plan llegó a un punto muerto cuando los sindicatos de la industria automotriz rechazaron demandas republicanas de aceptar una reducción inmediata de salarios.
"Estoy terriblemente decepcionado", dijo Harry Reid, líder de la mayoría demócrata del Senado, quien había anunciado el acuerdo en principio que parecía dar nueva vida a los esfuerzos por encontrar una solución.
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"Es una pérdida para el país", dijo Reid poco después de que manifestó que estaban "listos para avanzar", al referirse a una fórmula de solución que había planteado el senador republicano Bob Corker.
Según el legislador republicano George Voinovich, los representantes del Sindicato de Trabajadores de la Industria Automotriz estaban dispuestos a un corte salarial, pero no antes de 2011.
Un plan original fue aprobado el jueves en la Cámara de Representantes con 237 votos a favor y 170 en contra, pero con el "sí" de sólo 32 legisladores republicanos.
En el Senado la propuesta sufrió un revés después de que el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, indicó que votaría en su contra.
Los demócratas sólo tienen 50 escaños en el Senado y necesitarían 60 votos para frenar las tácticas dilatorias de la minoría.
McConnell también se adelantó a un fracaso de las gestiones al recordar el temor de muchos republicanos de que el plan carecía de garantías para la viabilidad a largo plazo de las tres grandes automotrices de Estados Unidos: General Motors (GM), Ford y Chrysler.
El mayor "defecto" del plan, señaló, es que "promete dinero de los contribuyentes a cambio de reformas que pueden o no ocurrir mañana".
Agregó que, en vez de pedirles que "subsidien un fracaso", los estadounidenses merecen garantías de que su "inversión" producirá empresas "más eficientes y sólidas que no necesiten más ayuda de los contribuyentes en tan sólo unos cuantas semanas o meses".
El consenso es que, sin el préstamo, el colapso de las compañías agravaría la crisis económica con la pérdida de millones de empleos.
GM es la que afronta la mayor urgencia, y Ford ha dicho que no usará los fondos a menos que empeore su situación.
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