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La historia de Genarín sigue más viva que nunca 80 años después de su muerte

Todo bohemio que se precie no puede presumir de serlo si no conoce la historia de este personaje leonés

Cada Jueves Santo por la noche la ciudad de León vive su particular procesión. Se trata de una procesión pagana en honor al 'bebedor de bebedores', Genarín, un personaje leonés cuya famosa historia cumple 80 años.

Lo primero que al visitante le puede sorprender es el contraste con la Ronda nocturna que los cofrades del Dulce Nombre realizan por las calles en busca de sus hermanos para la procesión de los Pasos del Viernes Santo. Lo segundo: el culto a un 'Santo Borracho' que ha conseguido instaurarse en la tradición como si de una institución se tratase.

Y es que todo bohemio que se precie no puede presumir de serlo si no conoce la historia de este personaje leonés.

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Genarín

Genaro Blanco Blanco, pellejero de profesión pero crápula empedernido y frecuentador de los burdeles del centro de la ciudad, un buen día de marzo de 1929, ni corto ni perezoso se puso a hacer sus necesidades en plena calle de los Cubos -los famosos arcos de la muralla medieval- sin darse cuenta de que el primer camión de la basura, 'La Bonifacia', realizaba su ronda por la zona. Así que murió con los pantalones bajados y con su común estado de embriaguez. Un error tal, que le llevó a la fama.

A su muerte cuatro personajes fundan la Cofradía de Genarín. Son los cuatro 'evangelistas': el poeta Francisco Pérez Herrero, el taxista Eulogio, el árbitro de fútbol Nicolás Pérez y el aristócrata bohemio Luis Rico. A partir de entonces cada Jueves Santo los cofrades se reúnen a las doce de la noche para caminar hasta el lugar en que Genaro fue atropellado.

Los romances y las diversas paradas por los bares de la zona son obligados, al igual que la ofrenda al 'santo': un 'trepador' se sube a la muralla y deja como alimento a su espíritu una botella de orujo, un pedazo de queso, un trozo de pan de hogaza y dos naranjas. Se han ido incorporando pasos y antorchas que animan al espectador y visitante. La procesión finaliza en la plaza del Grano para el divertimento de la muchedumbre.

Los evangelistas se han ido renovando y para ser hermano cofrade basta un bautizo con orujo. Entre los bautizados, un leonés especial, el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, bendecido en sus tiempos de juventud.

Los cuatro milagros del santo

Sus seguidores tampoco olvidan hacer un repaso por sus milagros. ¿Milagros? Y es que no le llaman 'San Genarín' en vano.

El primero que se le atribuye es la redención de la prostituta, ya que según cuenta la tradición, la prostituta que le encontró muerto dejó el oficio y se volvió a su ciudad natal.

El segundo es la victoria de la Cultural sobre el Hércules. Al parecer los 'evangelistas' de Genarín bendicieron el campo de la 'Cultu' ante su mala temporada con orujo y unos ajos, sin embargo esto no fue suficiente y se quejaron a Genarín. Ahí tenemos el hecho magistral: el portero contrario saca el balón, hace una extraña jugada y entra en su propia portería.

Su tercer milagro es la curación de un enfermo de riñón. La casualidad fue tal que este enfermo se vio obligado a hacer sus necesidades en el mismo cubo de la muralla donde había muerto Genarín. A continuación vino el alivio tras ver en el suelo una piedra del tamaño de una nuez.

El 'asesinato' del ladrón de las ofrentas es su tercer milagro, aunque se trata de un castigo. Un hombre en su intento de robar el orujo, el queso, etc., que se deposita en honor al santo, trepa por la muralla y Genarín le hace resbalar, cayéndose y partiéndose la cadera.

80 años de tradición

En el 80 aniversario de su muerte la tradición continúa más viva que nunca, después incluso de que su último evangelista muriera en 1986 y de estar prohibida desde 1957 hasta finales de los 70.

El libro 'El Entierro de Genarín. Evangelio apócrifo del último heterodoxo español' del conocido autor Julio Llamazares es una prueba de lo que supone para la tradición leonesa y del norte de España.

Para rememorar la fecha, el pasado 3 de abril se estrenó la película 'Bendito Canalla', dirigida por Nacho Chueca y producida por Asunción Blanco. Se trata de un docu-ficción que consigue entrelazar la verdadera historia de Genaro Blanco, con las correrías de sus amigos tras su muerte y la visión de un japonés que llega a León y descubre la devoción anual al borracho y su extraña relación con el mundo intelectual.

Los estancos de la ciudad han querido también tener su parte en esta historia y venden mecheros y camisetas con la figura de Genarín con gorra y apoyado en una farola.

Pero más allá de la propia historia, de la controversia con las procesiones religiosas de esos días y de que haya ido creciendo en adeptos y popularidad, el entierro de Genarín representa la vida nocturna de la que de vez en cuando, hay que hablar.

 
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