Internacional

La polémica sobre la continuidad de Brown queda en suspenso a la espera del cierre de los colegios electorales

Algunas encuestas otorgan a los de Brown un 16% de los votos, siete puntos por debajo de los ya considerados pobres resultados de 2004

La tormenta política desencadenada en Reino Unido en torno a la continuidad del primer ministro, Gordon Brown, ha quedado este jueves en suspenso a la espera del cierre de los colegios electorales, para evitar que nuevos movimientos perjudiquen aún más las posibilidades del Laborismo en las europeas y locales que a lo largo del día se celebran en las islas y en las que se prevé una debacle para la formación gubernamental.

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Sin embargo, una vez consumada la jornada electoral, los rebeldes que están recabando apoyos para propiciar la salida del líder podrían dar un paso más en una estrategia planificada a medida que se vayan conociendo los resultados de los comicios, este viernes los de las municipales que se juegan en un puñado de condados rurales y ya la noche del domingo los correspondientes al Parlamento Europeo.

Los laboristas podrían sufrir los peores resultados de su historia y, en el caso de las europeas, existe el riesgo de quedar como cuarta fuerza política, por detrás no sólo de los conservadores y los liberal-demócratas, sino que también del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), una formación profundamente antieuropeísta que podría ampliar su presencia en los 72 escaños en la Eurocámara que se juegan en las islas.

Los laboristas, por debajo de 2004

Algunas encuestas otorgan a los de Brown un 16% de los votos, siete puntos por debajo de los ya considerados pobres resultados de 2004, lo que podría llevar a los organizadores del asalto al poder a actuar el lunes, cuando el primer ministro baraja presentar la remodelación de Gobierno con la que espera recuperar el pulso a un año de la cita de las generales y pese a la delicada situación en la que se encuentra su autoridad.

En el ecuador de la considerada semana más crucial de los dos años que lleva en el número 10 de Downing Street, el mandatario ha dedicado la jornada de hoy a contactar con diputados para convencerlos de que un golpe interno dañaría aún más las tentativas frente a un Partido Conservador al que todos los sondeos sitúan desde hace meses a casi veinte puntos de distancia.

Corriente de opinión

Sin embargo, la corriente que se ha instalado en el Laborismo, ayudada por la presión de la prensa, incluso la afín, es la de que el actual primer ministro constituye el principal lastre de la formación, por lo que el debate sobre su continuidad ha pasado a ser considerado una posibilidad real, especialmente tras las cuatro renuncias que en las últimas dos jornadas han trascendido en su Gabinete, especialmente la de la responsable de Comunidades, Hazel Blears, quien la dio a conocer deliberadamente a 24 horas de la apertura de los colegios.

En este contexto, Brown, parapetado hoy en su residencia oficial, tiene ante sí una tensa noche en la que se irán conociendo los resultados de las locales, si bien los más determinantes no se sabrán hasta mañana. Su partido podría perder hasta 200 de los 500 asientos que defiende y las cuatro alcaldías de Nottingham, Derby, Lancaster y Stafford en una jornada en la que se decidirán 27 condados, siete autoridades locales y tres alcaldes elegidos de forma directa.

En consecuencia, los plazos barajados por los rebeldes tienen este viernes y el próximo lunes, una vez consumado el saldo de las europeas, los puntos álgidos de actuación a partir del apoyo que finalmente obtenga la campaña promovida para que Brown se decida a abandonar.

Polémica remodelación

En cualquier caso, el mandatario tiene aún pendiente la inminente remodelación de Gabinete, segunda tras la acometida en octubre, y especialmente cómo resolver la hipotética salida del ministro del Tesoro, Alistair Darling, quien preferiría renunciar antes que ser enviado a otro departamento como consolación. Una determinación compartida por otro miembro de peso, el responsable de Exteriores, David Miliband, uno de los que el pasado verano se postuló para la sucesión y quien ha expresado su intención de continuar al frente de la diplomacia británica.

El movimiento más delicado es el que el primer ministro pretende acometer para situar al frente de la cartera de finanzas a su máximo aliado, el actual titular de Infancia, Ed Balls, cuyo nombramiento podría empeorar aún más la vulnerable situación en la que se encuentra, ya que Balls tiene numerosos enemigos en el partido, especialmente entre los considerados ''blairistas''.

Además, durante la década de Brown al frente del Tesoro Balls fue su principal asesor y ministro para la City, lo que podría ofrecer a la oposición facilidades a la hora de cuestionar la idoneidad de encomendar la superación de la recesión a quien durante una década permitió la laxitud del sistema que, al quebrar el pasado año, condujo al país en su conjunto a la severa crisis económica en la que se halla sumido.

 
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